Tratamiento de la enfermedad de Lyme
La enfermedad de Lyme es una enfermedad transmitida por la picadura de garrapatas, la cual en muy frecuente en regiones como Estados Unidos y Europa. La misma aparece producto de la infección por diversas bacterias pertenecientes al género Borrelia. En este sentido, el tratamiento de la enfermedad de Lyme está orientado a eliminar a la bacteria del organismo.
Múltiples estudios establecen que el tratamiento con antibióticos orales suele ser efectivo y representa la cura total de la enfermedad en los estadios tempranos. No obstante, la aparición de complicaciones como la artritis de Lyme puede indicar la presencia de bacterias más resistentes, por que se necesitan nuevas medidas terapéuticas.
Medicamentos para tratar la enfermedad de Lyme
La primera opción para tratar la enfermedad de Lyme siempre será el uso de antibióticos. La forma de administración de los mismos puede variar dependiendo del estadio de la enfermedad, siendo oral en las etapas iniciales e intravenoso cuando la enfermedad ha avanzado.
Por otro lado, también puede ser necesario el uso de fármacos de otra índole como los antiinflamatorios no esteroideos (AINES). Los mismos se emplean para tratar los síntomas de ciertas complicaciones de la enfermedad, como la artritis de Lyme.
En este sentido, dentro de las principales prescripciones utilizadas para el tratamiento de la enfermedad de Lyme destacan las siguientes.
Antibióticos orales
Los antibióticos orales están indicados en el tratamiento de la enfermedad de Lyme cuando la misma se encuentra en sus estadios iniciales y no se han presentado complicaciones. Diversos estudios demuestran que el tratamiento con doxiciclina 2 veces al día durante 10 o 21 días muestra buenos resultados. También es posible emplear amoxicilina o azitromicina durante estas etapas.
El mecanismo de acción de la doxiciclina y de la azitromicina son muy similares. Los mismos inhiben la síntesis de proteínas en las bacterias uniéndose a diferentes partes de un organelo llamado ribosoma. Por otro lado, la amoxicilina se une a un receptor específico en la membrana plasmática de la bacteria, lo que induce su apoptosis (muerte celular programada).
Estos medicamentos deben utilizarse a dosis precisas y siguiendo las indicaciones del especialista. Esto ayudará a obtener mejores resultados durante el tratamiento y reduce la probabilidad de desarrollar resistencia bacteriana. El uso de antibióticos no suele tener grandes efectos secundarios cuando se realiza bajo supervisión médica.
Algunos pacientes pueden experimentar una condición conocida como síndrome postratamiento de la enfermedad de Lyme una vez finalizada la terapia antimicrobiana. La misma cursa con síntomas como dolor, confusión y fatiga, los cuales pueden durar hasta más de 6 meses. Por desgracia, la causa de este síndrome no se conoce y no existe un tratamiento específico para el mismo.
Antibióticos intravenosos
El uso de antibióticos intravenosos está indicado como tratamiento de primera línea en algunas complicaciones de la enfermedad de Lyme. Estas pautas las estableció el National Institute for Health and Care Excellence de Londres y aplican para la afección del sistema nervioso central y la afección cardíaca con inestabilidad hemodinámica.
En estos casos, en adultos está indicado el uso de ceftriaxona intravenosa a dosis de 2 gramos diarios durante un máximo de 21 días. La ceftriaxona actúa de forma similar a como lo hace la amoxicilina, por lo que se une a receptores específicos que se encuentran en la pared celular la de bacteria.
Estos medicamentos también están recomendados como segunda o tercera línea terapéutica de otras complicaciones como la artritis de Lyme, la miocarditis y la acrodermatitis crónica atrófica. En este caso, el antibiótico recomendado también será ceftriaxona a dosis similares durante 21 o 28 días, dependiendo de la afección.
La administración por vía intravenosa aumenta la cantidad de medicamento que es capaz de generar el efecto deseado, por lo que su acción será más potente. No obstante, también aumenta la probabilidad de padecer algunos efectos secundarios como diarrea, dolor abdominal, sarpullido, dolor en el pecho o heces sanguinolentas.
Algunos de los efectos secundarios pueden ser indicativos de alguna afección severa, por lo que se debe notificar al médico sobre su aparición. La ceftriaxona intravenosa solo debe emplearse en un ambiente intrahospitalario y bajo estricta supervisión del personal de salud.
Antiinflamatorios no esteroideos (AINES)
Además del uso de doxiciclina, amoxicilina o ceftriaxona para eliminar a la bacteria del organismo, también se pueden emplear otros fármacos para aliviar las complicaciones de la enfermedad. En este sentido, el uso de AINES puede resultar beneficioso para aliviar el dolor y la inflamación presentados en la artritis de Lyme.
Estos medicamentos, como el ibuprofeno o el naproxeno, suelen ser de venta libre y se pueden ingerir durante el tratamiento con antibióticos. Los mismos generan pocos efectos secundarios, aunque en este caso se debe consultar con el médico tratante sobre la seguridad de su consumo.
Medicina alternativa para la enfermedad de Lyme
La combinación de algunos extractos de plantas ha demostrado tener un efecto contra la replicación de Borrelia burgdorferi y otras bacterias.
Algunos estudios in vitro han demostrado que la combinación de Samento y Banderol tiene un efecto antiinflamatorio y antimicrobiano, por lo que en un futuro podrían ser una alternativa a los antibióticos para el tratamiento de la enfermedad de Lyme.
Sin embargo, es importante destacar que son necesarias más investigaciones para demostrar el efecto que poseen estas plantas en el cuerpo humano. En este sentido, los antibióticos tradicionales siguen siendo la única opción terapéutica aprobada y recomendada.
Un tratamiento simple con alta probabilidad de curación
El principal tratamiento disponible para la enfermedad de Lyme son los antibióticos orales, sobre todo cuando la enfermedad se encuentra en etapas tempranas. El uso de compuestos intravenosos está reservado para ciertas complicaciones y cuando la terapia oral no genera el efecto deseado.
Por fortuna, el tratamiento con antibióticos orales representa la cura total de la enfermedad y sus complicaciones en la mayoría de los casos. Es importante destacar que el diagnóstico precoz juega un papel fundamental, por lo que se debe acudir al médico de forma inmediata si se presentan síntomas anormales posterior a una mordedura por garrapatas.
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