Pielonefritis: síntomas, causas y tratamiento
La pielonefritis es una infección bacteriana que ocasiona inflamación de los riñones. De acuerdo con algunas estimaciones, se reportan un promedio de 17 casos por cada 10 000 habitantes, en el caso de las mujeres, y 4 casos por cada 10 000 habitantes, en el caso de los hombres. A veces se denomina solo como infección del riñón o infección renal, y se considera un tipo de infección del tracto urinario.
La condición de clasifica en aguda y crónica. En el primer caso se tratan de infecciones aisladas con síntomas leves, moderados o graves. En el segundo caso a infecciones recurrentes que se relacionan con múltiples complicaciones. También existe la pielonefritis xantogranulomatosa, que causa destrucción renal grave. Te enseñamos síntomas, causas y tratamiento.
Síntomas de la pielonefritis
Lo particular de esta afección es que los síntomas suelen aparecer de imprevisto, casi siempre en un par de horas o en unos pocos días. Los signos suelen empezar de forma leve y, de acuerdo con el grado de infección, evolucionarán a moderados o graves. Recogemos sus principales síntomas:
- Debilidad y fatiga.
- Pérdida de apetito.
- Malestar estomacal.
- Dolor en la parte baja de la espalda.
- Escalofríos.
- Dolor o ardor al orinar.
- Necesidad urgente de vaciar la vejiga.
- Fiebre.
- Náuseas y vómitos.
- Sangre en la orina.
- Pérdida de peso involuntaria.
El paciente puede desarrollar también sensibilidad en uno de los flancos costovertebrales. Puede afectar uno o ambos riñones, de modo que la sensibilidad y el dolor puede concentrarse en ambos flancos. La afección se puede confundir con cistitis, pancreatitis, enfermedad pélvica inflamatoria, apendicitis, abscesos abdominales, obstrucción del tracto urinario y embarazo ectópico.
Causas de la pielonefritis
De acuerdo con los investigadores, hasta el 80 % de los casos de pielonefritis se relacionan con la infección por E. coli . Otras bacterias gramnegativas puede causar los episodios, como por ejemplo Proteus, Enterobacter y Klebsiella. Es por esta razón que las infecciones bacterianas ocupan la mayoría de los episodios de infección renal, aunque en un pequeño porcentaje de los casos los virus pueden ser los responsables.
Casi siempre las bacterias provienen de la flora fecal del paciente. Existen dos formas principales mediante las cuales estas pueden llegar hasta el riñón: por medio de una infección ascendente desde el tracto urinario inferior o por vía hematógena. Estos últimos episodios son menos frecuentes, de modo que casi siempre responderán a los primeros.
Cuando el cuadro responde a un proceso de infección ascendente, las bacterias o los virus primero se adhieren a las células epiteliales de la mucosa uretral. Luego, se trasladan a la vejiga por medio de la uretra, y luego a los riñones.
Por variables fisiológicas y hormonales este tipo es más común en las mujeres. Cuando la causa es por vía hematógena, generalmente se acompaña de un sistema inmunitario comprometido.
En muy pocas ocasiones las bacterias pueden viajar desde otro lugar y alojarse en los riñones. Revisemos algunos factores de riesgo de la pielonefritis de acuerdo con los expertos:
- Padecer diabetes mellitus, algún tipo de inmunosupresión, incontinencia de esfuerzo y anomalías congénitas del tracto urinario.
- Ser portador de un catéter urinario.
- Hombres que practican con frecuencia sexo anal sin protección.
Padecer de reflujo vesicoureteral, cálculos renales, hipertrofia prostática y daño en los nervios de la vejiga también son factores de riesgo para la pielonefritis. Las infecciones adquiridas en el hospital pueden ser el inicio de estos episodios. Sus causas son muy variadas y los antecedentes familiares pueden predecir la afección.
Diagnóstico y alternativas de tratamiento
Un análisis de la orina y un urocultivo pueden confirmar la pielonefritis. En algunos casos se pueden realizar exámenes adicionales, en principio para detectar complicaciones subyacentes que pueden estar causando la afección. Por ejemplo, ecografía renal, radiografía de riñones, cistouretrografía miccional y tomografía computarizada helicoidal.
La hoja de ruta para su tratamiento está condicionada a la gravedad. Dado que los episodios no tratados pueden derivar en daños en los riñones, infecciones severas y septicemia se debe proceder a controlarla. De acuerdo con algunas estimaciones, hasta el 90 % de los pacientes mejoran con ayuda de un tratamiento ambulatorio. Solo el 10 % de estos, los pacientes con signos moderados o graves, requerirán hospitalización.
Los episodios se tratan con ayuda de antibióticos, esto al menos cuando los catalizadores son bacterias. En los casos leves o moderados se opta por su ingesta oral, la cual se puede prolongar entre una y dos semanas. Los casos graves se tratan en el hospital, por lo general con la administración de fármacos por vía intravenosa. En el proceso el paciente debe descansar y beber abundante agua.
No existen formas 100 % efectivas para prevenir la pielonefritis, aunque hay varias cosas que puedes tener en cuenta. Si quieres evitar episodios de este tipo en el futuro procura tener presente lo siguiente:
- Evitar el uso de espermicidas.
- Evitar las duchas vaginas y el uso de aerosoles desodorantes para esta zona.
- Orinar después de tener relaciones sexuales.
- Beber abundante líquido durante el día.
- Ir al baño en cuanto se sienta la necesidad de hacerlo.
- Utilizar toallas sanitarias en lugar de tampones.
- Bañarse en la regadera en lugar de la bañera.
- Evitar el uso de ropa muy ajustada, en especial pantalones y prendas interiores.
- Limpiarse de adelante hacia atrás al momento de ir al baño.
- Mantener controladas las enfermedades subyacentes.
Hacer ejercicio, tener una dieta equilibrada y evitar el estrés ayuda a tener un sistema inmunitario fortalecido, lo que puede contribuir a evitar infecciones recurrentes. Si este último es el caso, no dudes en consultar con un profesional. Los episodios de pielonefritis recurrentes por lo general se relacionan con un problema mayor, y los riñones pueden verse seriamente comprometidos.
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