¿Qué causa la enfermedad de Fabry y cómo es su seguimiento?

La esperanza de vida en la enfermedad de Fabry se relaciona con su diagnóstico temprano, seguimiento médico y manejo de las complicaciones.
¿Qué causa la enfermedad de Fabry y cómo es su seguimiento?
Mariel Alexandra Mendoza Delgado

Escrito y verificado por Mariel Alexandra Mendoza Delgado.

Última actualización: 24 septiembre, 2023

La enfermedad de Fabry es un trastorno genético muy poco común que se estima afecta aproximadamente a 1 de cada 40 000 personas en el mundo. Esta enfermedad genética hereditaria es causada por mutaciones en el gen GLA codificado en el cromosoma X.

El gen GLA codifica la enzima alfa-galactosidasa A (α-GAL A) que participa en la descomposición de una sustancia grasa denominada globotriaosilceramida (Gb3) en el organismo. Cuando se producen mutaciones en el gen GLA, la actividad de esta enzima está disminuida o ausente, lo que resulta en la acumulación de la Gb3 en las células y tejidos del cuerpo.

Causas genéticas de la enfermedad de Fabry

Como se mencionó antes, la enfermedad de Fabry es una enfermedad hereditaria; es decir, se transmite de padres a hijos. Se produce por mutaciones en el GLA codificado en el cromosoma X.

Debido a que esta enfermedad tiene herencia recesiva ligada al cromosoma X, es más común que lo presenten hombres que mujeres. De acuerdo con la National Organization for Rare Disorders (NORD), se estima que afecta alrededor de 1 en cada 40 000 hombres.

Las mujeres pueden ser portadoras que transmiten la mutación a sus hijos, pero por lo general no desarrollan la enfermedad debido a que tienen un segundo cromosoma X que suele estar sano (sin mutaciones).

Por otro lado, los hombres solo tienen un cromosoma X. Si heredan la mutación del gen, de forma irremediable van a desarrollar la enfermedad de Fabry.


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¿Qué implica la mutación genética?

Cuando se presenta una mutación en el gen GLA, la actividad de la enzima α-GAL A está disminuida o ausente, lo que provoca la acumulación de la sustancia grasa Gb3 en las células de los diferentes tejidos. Todo esto produce daños en los vasos sanguíneos y órganos vitales por la acumulación de la misma, en especial en los riñones, el cerebro y el corazón.

La enfermedad de Fabry forma parte de los trastornos de almacenamiento lisosómico. Los lisosomas son orgánulos celulares encargados de la digestión y descomposición de sustancias celulares.

La enzima α-GAL A es la principal encargada de degradar la sustancia grasa Gb3 en los lisosomas. De modo que estos se llenan de esta sustancia grasa provocando la sintomatología.

Síntomas y diagnóstico de la enfermedad de Fabry

La acumulación de la sustancia grasa en los lisosomas puede provocar desde episodios de dolor, hasta otros síntomas como debilidad, enfermedad cerebrovascular, insuficiencia renal, ceguera, entre otros.

La enfermedad de Fabry puede presentarse de manera muy variable en quienes la padecen. Los síntomas, aunque pueden presentarse en la infancia, se manifiestan con mayor frecuencia en la adolescencia o inicios de la adultez.

Entre los síntomas se incluyen los siguientes:

  • Dolor: que suele ser descrito como extremadamente intenso, y de características como punzante o urente. También, de difícil manejo e interpretado como dolor neuropático. Afecta de forma primordial a las extremidades, y se puede desencadenar por el calor, el frío, el ejercicio o el estrés.
  • Complicaciones renales: debido a la acumulación de Gb3 en los riñones, se pueden generar complicaciones renales como lo son la insuficiencia renal, la hipertensión o la pérdida de proteínas a través de la orina (proteinuria).
  • Afectación gastrointestinal: la enfermedad de Fabry se asocia a síntomas gastrointestinales como diarrea y dolor abdominal difuso, que tienden a ser muy comunes.
  • Angioqueratomas: los angioqueratomas son lesiones cutáneas pequeñas, rojas o moradas e indoloras, que aparecen en la parte inferior del abdomen, las nalgas y los muslos. Aunque benignas, suelen ser una de las señales iniciales de la enfermedad.
  • Problemas cardiovasculares: la misma acumulación lisosomal aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por ejemplo, enfermedad cerebrovascular o enfermedad de las arterias coronarias. Además, se asocia con la presencia de arritmias.

Los síntomas de la enfermedad de Fabry son muy variables

Estos síntomas son solo una parte de la compleja presentación clínica de la enfermedad de Fabry. La variedad de síntomas y su gravedad pueden ser diferentes en cada individuo afectado. El diagnóstico temprano y el manejo adecuado son esenciales para mejorar la calidad de vida de las personas y prevenir complicaciones.

Otros síntomas pueden ser inespecíficos, como fatiga, sensibilidad a los cambios de temperatura, fiebre de origen desconocido, ansiedad y depresión. El síntoma más frecuente es el dolor urente. Es importante diagnosticar la enfermedad lo antes posible para iniciar un tratamiento adecuado y prevenir complicaciones.

¿Cómo se diagnostica la enfermedad de Fabry?

El diagnóstico de la enfermedad de Fabry involucra la combinación de la evaluación clínica, pruebas de laboratorio y análisis genético para confirmar la presencia de la enfermedad.

Se pueden hacer pruebas de laboratorio para medir los niveles de la enzima alfa-galactosidasa A y la acumulación de globotriaosilceramida en el cuerpo. La falta de α-GAL A y el aumento de Gb3 son características de la enfermedad de Fabry.

No obstante, la confirmación del diagnóstico de la enfermedad se logra mediante pruebas genéticas que identifican mutaciones en el gen GLA, que codifica α-GAL A.

Tratamiento y seguimiento

Si la enfermedad de Fabry no se trata, puede causar insuficiencia renal, infarto de miocardio o enfermedad cerebrovascular por la acumulación lisosomal en los vasos sanguíneos. Es por ello que es crucial el diagnóstico preciso y lo antes posible. En caso de antecedentes familiares de primera línea, se recomienda hacer despistaje de la enfermedad.

Debido a que es una enfermedad genética, no hay una cura definitiva. Su tratamiento se centra en aliviar los síntomas y reducir las complicaciones. Algunos enfoques de tratamiento incluyen lo siguiente:

  • Terapia de reemplazo enzimático: que implica la administración de la enzima α-GAL A ausente o deficiente en el cuerpo. Esto ayuda a reducir la acumulación de Gb3 y puede aliviar algunos síntomas, como el dolor. Suele administrarse de forma intravenosa.
  • Chaperonas farmacológicas: las chaperonas farmacológicas son moléculas diseñadas para corregir el plegamiento anormal de las proteínas y restaurar su función. En la enfermedad de Fabry, las chaperonas farmacológicas se han investigado como una posible alternativa terapéutica para las personas con mutaciones específicas en el gen GLA que resultan en una proteína α-GAL A mal plegada que no es funcional. Se requiere más investigación al respecto.
  • Control de los síntomas: se utilizan fármacos para controlar los síntomas individuales, como analgésicos o anticonvulsivantes para el dolor, medicamentos antihipertensivos para tratar la presión arterial alta y medicamentos para el control de las arritmias cardíacas.

El tratamiento va a depender de cada persona y sus síntomas, pero es importante que siempre se incluya seguimiento activo para prevenir las complicaciones de esta enfermedad.

No se puede precisar la esperanza de vida

La expectativa de vida de quienes lo padecen va a variar de forma considerable dependiendo de la gravedad de la enfermedad, la presencia de complicaciones y la edad de inicio de los síntomas.

Aunque los síntomas son debilitantes y se asocian con múltiples complicaciones, los avances médicos en la actualidad, como la terapia de reemplazo enzimático, ofrecen esperanza a las personas afectadas. Por otro lado, las chaperonas farmacológicas han demostrado beneficios en estudios preclínicos, pero su uso clínico aún está en fase de investigación. Se requieren de ensayos que evalúen su efecto en quienes lo padecen.


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Se requiere más investigación genética

La enfermedad de Fabry es un trastorno genético raro que resulta de mutaciones en el GLA. Como consecuencia, se genera una deficiencia de la enzima α-GAL A y la posterior acumulación de Gb3 en el cuerpo.

El diagnóstico temprano y el seguimiento médico continuo son esenciales para garantizar un manejo adecuado de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes, sobre todo para manejar las complicaciones que tienen influencia sobre la esperanza de vida.




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