¿Qué es la enfermedad celíaca silenciosa?
La enfermedad celíaca silenciosa, también conocida como enfermedad celíaca asintomática, es una de las muchas manifestaciones que puede tener este trastorno autoinmune. Aunque la mayoría relaciona la celiaquía con síntomas gastrointestinales crónicos, la particularidad de esta variante es que el paciente no desarrolla ningún síntoma.
A pesar de esto, las complicaciones relacionadas con la condición siguen latentes. Como bien nos recuerda la Gluten Free Society la celiaquía silenciosa es una potencial causa de muerte prematura. Hoy veremos la razón, cómo se diagnostica y la importancia de una dieta libre de gluten para controlarla.
Características de la celiaquía silenciosa
En un cuadro típico de celiaquía los pacientes manifiestan síntomas gastrointestinales luego de la ingesta de gluten. Estos, en general, son dolor abdominal, diarrea, estreñimiento y flatulencias. En ocasiones, el trastorno también puede desarrollar signos en otras partes del cuerpo, como por ejemplo fatiga, dolor de huesos, depresión o dolor en las articulaciones.
Cuando esto sucede el paciente relaciona la ingesta de algunos alimentos con la aparición de los síntomas. Ello lo motiva a consultar con un especialista y, ante resultados positivos, se diagnostica con enfermedad celíaca.
Sin embargo, nada de esto ocurre con la celiaquía asintomática: no hay ningún signo evidente de que algo malo ocurre cuando se comen productos con gluten.
Algunas veces se pueden desarrollar síntomas muy vagos, como fatiga o visión borrosa. La desconexión impide a las personas sospechar qué se esconde detrás de ellos.
A pesar de la ausencia de síntomas de la enfermedad celíaca silenciosa, el daño colateral sigue siendo el mismo: puede haber atrofia en las vellosidades del intestino y mayores probabilidades de padecer algunas enfermedades.
Por ejemplo, estudios e investigaciones indican que las complicaciones óseas son frecuentes en pacientes con esta manifestación. La evidencia indica que la enfermedad de Basedow y la diabetes también pueden surgir como afecciones colaterales, con un 25 % y 20 % de prevalencia, respectivamente.
También se pueden presentar cuadros de anemia u otros trastornos autoinmunes como psoriasis o artritis reumatoide. Pueden pasar años e incluso décadas antes de que las complicaciones ocurran. El detalle está en que siempre lo hacen, allí radica el peligro.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad celíaca silenciosa?
La ausencia de síntomas en la celiaquía silenciosa complica la detección del trastorno de forma prematura. Al igual que sucede con su manifestación sintomática, se necesitan pruebas serológicas y de ADN específicas para su diagnóstico. Estas, a su vez, requieren confirmación de una endoscopia y su respectiva biopsia.
Debido a ello, existe ciertos patrones que deben alertar un especialista de que el paciente padece de este trastorno. Por ejemplo, se sabe que la condición tiene una alta predisposición genética. Si un integrante de la familia la tiene, entonces como protocolo se debería descartar en los demás. Esto aplica incluso si hay ausencia total de síntomas.
También deben hacerse las pruebas pertinentes cuando la persona sufre de otro trastorno autoinmune. Los pacientes que sufren de anemia deberían hacerse una prueba para detectar enfermedad celíaca silenciosa, así como quienes padecen de síndrome de Down o presentan algún tipo de desnutrición.
Existen algunos indicios de que esta variante es más frecuente en adultos que en niños. Estos últimos suelen desarrollar síntomas crónicos, de modo que se detecta a temprana edad. No existe, por tanto, un protocolo de diagnóstico establecido.
Solo se sugerirán las pruebas pertinentes cuando existan señales externas de que la persona forma parte de los grupos de riesgo o cuando las manifestaciones colaterales son evidentes.
Dieta libre de gluten en la enfermedad celíaca silenciosa
Cuando se ha hecho el respectivo diagnóstico de la enfermedad, los pacientes deben iniciar el mismo tratamiento de un celíaco sintomático: abandonar el gluten de la dieta. La evidencia indica que esto reduce las probabilidades de desarrollar afecciones colaterales y motiva la recuperación de las vellosidades del intestino, si las hubiere.
El régimen alimenticio de estas características puede suponer un problema para los pacientes. Debido a que no experimentan ningún tipo de síntoma, adherirse estrictamente a la dieta pueden resultarles innecesario.
Por esto es común que muchos se tomen licencias ocasionales, alternando la ingesta de gluten según las oportunidades (salidas a comer en restaurantes, reuniones con amigos y demás).
Los estudios señalan que los pacientes con enfermedad celíaca silenciosa tienen una percepción negativa de su bienestar luego de implementar una dieta libre de gluten. Abandonar de forma permanente grupos alimenticios que estiman hace que su calidad de vida desmejore un poco, en especial cuando no sienten que estos ocasionan un verdadero daño en su organismo.
En todo caso, es deber del especialista hacerle saber la importancia de una adherencia total. Si el gluten se incluye, aun cuando sea de manera ocasional, el desgaste de las vellosidades regresará junto con una mayor prevalencia de complicaciones. Por suerte, hoy es posible acceder a cientos de alternativas libres de gluten, como es el caso de pastas, harinas y panes.
Con la mediación de un nutricionista y un poco de ingenio el proceso no debería suponer una disminución de la calidad de vida. Todo es cuestión de adaptarse, escuchar a los profesionales y contar con el apoyo de familiares y amigos.
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