Eccema en bebés: todo lo que debes saber
La costra láctea, el acné neonatal, las perlas de Epstein, la sudamina, las manchas de Baltz, la dermatitis del pañal y el eccema en bebés son algunas de las afecciones más comunes que pueden presentarse a temprana edad. En su mayoría, no constituyen un problema de salud grave, pero igualmente causan cierta preocupación a los padres.
El eccema en bebés es un tipo de erupción que puede presentarse pocas semanas después del nacimiento o bien más adelante. Aunque puede resultar incómodo, suele mejorar a medida que el bebé crece. Veamos más a continuación.
Síntomas
Los principales síntomas del eccema del bebé suelen aparecer con frecuencia en el área del rostro (sobre todo en las mejillas y el cuero cabelludo), las zonas con pliegues (brazos, piernas o ingle), y son los siguientes:
- Picazón.
- Enrojecimiento.
- Erupción e hinchazón leve.
- Piel seca o humedecida.
Es posible que el bebé tienda a estar más inquieto o lloroso de lo habitual a causa de las molestias, pero por lo general no presentará fiebre, diarrea, vómitos, pérdida del apetito, dificultades para respirar u otros síntomas alarmantes. De hacerlo, será fundamental ponerse en contacto con el pediatra.
Si hay infección, se observarán granos, ampollas o una inflamación notoria en la piel del bebé. Sin embargo, este tipo de síntomas son raros.
- Es importante prestar atención a la evolución de los síntomas para informar al pediatra.
- Si los brotes tienden a aparecer y desaparecer con frecuencia, es buena idea tomarles fotos para mostrárselas al médico.
- La mayoría de los brotes suelen remitir por sí solos al cabo de unas pocas semanas.
- “Entre el 15 y el 20 % de los lactantes padecen eccemas, pero en el 80 % de los casos estos desaparecen entre los 3 y 6 años”, indica el Dr. Jaques Robert.
Si las lesiones se abren (porque la piel se resecó demasiado, por un rascado agresivo u otro motivo) es posible que se infecten. Sin embargo, cabe aclarar que el eccema del bebé no es una enfermedad infecciosa ni contagiosa.
Causas
De acuerdo con la American Academy of Pediatrics, las causas del eccema en bebés son problemas en la barrera cutánea. En concreto, la escasez o ausencia de una proteína llamada filigrina, que ayuda a proteger la piel del medio ambiente.
- Los problemas en la barrera cutánea suelen ser consecuencia tanto de factores genéticos como del medio ambiente.
- Aunque los bebés y niños con eccema pueden presentar alergias alimentarias, estas no son las causantes del eccema por sí solas.
- Es común que problemas como el asma, la rinitis alérgica, la fiebre del heno y las alergias estacionales se presenten junto con el eccema. En estos casos, suele predominar el componente hereditario.
Desencadenantes
Al igual que puede ocurrir en otras reacciones cutáneas, algunos de los posibles desencadenantes del eccema pueden ser los siguientes:
- Jabones.
- Cremas.
- Lociones.
- Detergentes.
- Temperaturas extremas.
- Materiales abrasivos en textiles como prendas de ropa, mantas, toallas, etc.
Diagnóstico
Para llegar al diagnóstico del eccema en bebés suele bastar el examen físico y los datos que proporcionen los padres en la consulta. Dicho en otras palabras: el diagnóstico es clínico, pues se basa en los signos y síntomas que muestre el bebé.
En algunos casos, es posible que el pediatra solicite algunas pruebas (como un análisis de sangre, un examen de heces, pruebas de alergias, etc.). Sobre todo en caso de sospechar de alergias, intolerancias u otros problemas de salud.
Tratamiento
El tratamiento del eccema en bebés puede variar según sea la causa. Sin embargo, en mayor menor medida todos tienen como objetivo aliviar las molestias.
Como indican los expertos en dermatología pediátrica, el tratamiento debe incluir algunos cuidados permanentes. Estos deberán estar “dirigidos a restaurar la barrera cutánea y, por tanto, a disminuir los brotes y mejorar la calidad de vida del niño al controlar el prurito”.
“Los emolientes proporcionan un método seguro y eficaz de mejora de la barrera cutánea porque proporcionan a la piel una fuente de lípidos exógenos, mejorando sus propiedades de barrera” exponen desde la Asociación Española de Pediatría.
Otras recomendaciones útiles serían las siguientes:
- Evitar la exposición a los desencadenantes.
- Darle al bebé baños cortos con agua tibia y el jabón o gel que haya recomendado el pediatra.
- Aplicar una crema hidratante o emoliente varias veces al día en todo el cuerpo.
El eccema no debe descuidarse
Si sospechas que tu bebé tiene eccema, ponte en contacto con el pediatra en la brevedad posible. Mientras tanto, evita aplicarle cualquier remedio o producto de venta libre, pues si bien su objetivo es contribuir con el alivio, pueden resultar contraproducentes en niños pequeños.
Aún cuando el brote remita, es importante consultarlo con el médico en el próximo chequeo de rutina para salir de cualquier duda. Esto, aunque no lo parezca, podría ser útil incluso para llegar a un diagnóstico precoz.
Actualmente, hay padres que toman fotografías de los brotes para tener una referencia más clara. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la observación no deja de ser importante, pues permite obtener datos sobre la evolución del problema.
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