3 tipos de pescado que debes evitar
Nadie duda de que el pescado es un alimento saludable que debería aparecer en cualquier dieta. Sin embargo, existen ciertos tipos que se deben evitar por la presencia de tóxicos en su interior que pueden poner en riesgo la salud. Te vamos a contar cuáles son y las implicaciones de su consumo regular.
Es recomendable incluir productos de todos los grupos para asegurar un aporte completo de nutrientes en una dieta variada. Se aconseja priorizar el consumo de pescado frente al de carne roja debido a su contenido en ácidos grasos de tipo insaturado y su menor valor calórico.
Beneficios del consumo de pescado
Entre los principales beneficios del consumo de pescado debemos destacar su aporte de proteínas de alto valor biológico. Estos nutrientes contienen todos los aminoácidos esenciales y unos buenos valores de digestibilidad, lo que garantiza un adecuado metabolismo.
Se trata de una proteína mucho más valiosa que la que procede de alimentos de origen vegetal. Su consumo regular se asocia, por ejemplo, con un menor riesgo de desarrollar patologías que afecten al tejido magro, según un estudio publicado en la revista Biomed Research International.
Por otra parte, cabe destacar que el pescado contiene ácidos grasos de tipo insaturado. Entre ellos destacan los de la serie omega 3, capaces de modular la inflamación. Dichos lípidos también han demostrado ayudar a reducir la incidencia de las patologías de tipo cardiovascular, a partir de una disminución de la acumulación de triglicéridos en la sangre.
Los pescados cuentan con una cantidad significativa de micronutrientes. Entre ellos el yodo, mineral importante a la hora de prevenir problemas relacionados con la tiroides.
También existen variedades de peces con alto contenido en calcio, como son las sardinas. Existe evidencia conforme un adecuado consumo de dicho nutriente reduce el riesgo de fracturas óseas en la edad adulta, situación capaz de condicionar el estilo y la calidad de vida.
Tipos de pescado
Antes de comentar en profundidad qué pescados es mejor evitar, cabe destacar que existen dos tipos de peces, según su contenido en lípidos. Tenemos por un lado los pescados azules, característicos por presentar un número significativo de ácidos grasos en su composición. Por otra parte existen los blancos, con un mayor porcentaje de agua y más magros, a la vez que menos calóricos.
Lo recomendable en una dieta variada y saludable es alternar el consumo entre ambos tipos de alimentos, ya que cada uno de ellos aporta un tipo de nutriente determinado. Al mismo tiempo, se aconseja consumir productos procedentes del mar al menos 3 o 4 veces por semana. Este hábito se relaciona con un menor riesgo de sobrepeso.
3 pescados que es mejor evitar
Te vamos a comentar los 3 pescados que no debes incorporar en la dieta o, si lo haces, ha de ser de manera ocasional.
1. Panga
Este pez cuenta con un elevado contenido de toxinas en su composición, debido a que se cría en condiciones poco higiénicas. Su carne no es muy apreciada y se trata de un alimento barato que se utilizaba en los caterings de baja calidad. Ya no está disponible en muchos supermercados, aunque todavía sigue siendo posible encontrarlo en su versión congelada.
Se trata de un alimento que aporta proteínas de calidad, pero con un perfil lipídico pobre y poco recomendado. Por otra parte, la alimentación de este tipo de pescados hace que sea susceptible a presentar productos de desecho en su composición.
Es un pescado de bajo coste y de mala reputación. Lo mejor es no incluirlo en la pauta dietética, ya que existen otras opciones económicas mucho más saludables.
2. Atún rojo
El atún cuenta con proteínas de alto valor biológico, con elevada densidad nutricional y con un perfil lipídico envidiable. Sin embargo, se trata de un pez muy grande que puede acumular cantidades significativas de metales pesados en su interior.
Dichos elementos son de carácter liposoluble y se asientan en el tejido graso, por lo que con el tiempo pueden suponer un problema para la salud. De hecho, existen ciertas evidencias que relacionan la ingesta de estos metales con un aumento del riesgo de desarrollar patologías.
Esta clase de sustancias son peligrosas para las embarazadas, ya que pueden pasar al feto por medio de la placenta, causándole daños durante su desarrollo. Por ello, en dicha situación de gravidez, se debe evitar el consumo de pescados grandes, más susceptibles a contener metales pesados en su composición.
No deberíamos ingerir este tipo de peces más de una vez por semana, para de este modo aprovechar sus beneficios sin el riesgo que un alto consumo de mercurio supone para la salud. Es posible encontrar otros pescados azules de pequeño tamaño y alto valor nutricional, como es el caso de las sardinas, por ejemplo.
3. Pez espada
Ocurre lo mismo que en el caso anterior. El pez espada destaca por presentar carne prieta y un elevado contenido en proteínas. Consumido con moderación puede suponer un alimento recomendado, ya que aporta nutrientes de calidad.
Sin embargo, el hecho de que pueda contener metales pesados en su composición lo convierte en peligroso si se ingiere de forma habitual, sobre todo para los colectivos poblacionales más sensibles.
Formas de preparación del pescado
A la hora de cocinar el pescado es necesario tener en cuenta algunas consideraciones para no estropear su valor nutricional y sacarle el máximo partido. Las mejores opciones son recurrir a la plancha o al horno, ya que se tratan de métodos de cocción que no alteran la naturaleza de sus ácidos grasos.
Las frituras en aceite o las cocciones a muy altas temperaturas condicionan la aparición de lípidos de tipo trans, lo que genera un impacto negativo sobre el organismo.
Asimismo, las brasas tampoco resultan una opción adecuada. Este método de cocinar el pescado genera una serie de compuestos tóxicos llamados hidrocarburos aromáticos policíclicos que se adhieren a la carne del alimento, pasando después al interior del organismo humano. La ingesta regular de ellos incrementa el riesgo de sufrir patologías del tubo digestivo.
Por este motivo, lo más adecuado es plantear métodos de cocción poco agresivos que conserven todas las propiedades del alimento sin dañarlo. Del mismo modo, se recomienda comer el pescado sin salsas. Estas pueden contener azúcares añadidos y resultan un modo sencillo de incrementar las calorías de la dieta generando ganancia de peso graso.
Cuidado con el anisakis
A pesar de que no hemos mencionado este problema en los pescados señalados, existen ciertos peces susceptibles a contener microorganismos patógenos en su composición. El más peligroso de todos ellos es el anisakis, que además puede desencadenar una reacción alérgica con consecuencias fatales. La merluza es el pez que más puede albergar dicho patógeno.
Para controlar este problema es necesario congelar el pescado antes de su consumo. Las bajas temperaturas eliminan la mayor parte de los microorganismos que habitan en la carne, inactivando también sus huevas o esporas. A la hora de cocinarlos conviene asegurarse de que se produce una cocción completa en el interior.
En los últimos años se ha incrementado la ingesta de pescado crudo a nivel mundial. Esta práctica no está exenta de riesgos, por lo que hay que aumentar las medidas de higiene alimentaria para evitar intoxicaciones que puedan poner en riesgo la vida del sujeto.
Las congelaciones y evitar romper la cadena de frío en el trasporte de los peces son factores indispensables para proteger al consumidor. De todos modos, ante la duda, siempre es recomendable cocinar el alimento antes de consumirlo.
No todos los pescados son saludables
Los peces suelen ser alimentos considerados saludables, así como todos los productos que provienen del mar. Sin embargo, existen diferentes calidades según la variedad de pescado de la que estemos hablando. Conviene evitar consumir los que hemos mencionado para reducir la ingesta de metales pesados o de sustancias tóxicas.
En el caso de los pescados grandes se recomienda que su ingesta no sea superior a 1 o 2 veces por semana, siendo más restrictivos en el caso de las mujeres embarazadas. No obstante, con los peces pequeños no existe ningún tipo de problema y están siempre recomendados.
Ten en cuenta que el cocinado del producto influye en el valor nutricional del mismo, así como en su salubridad. Son óptimos los métodos poco agresivos, como la plancha o el horno, evitando utilizar brasas.
Por último, no olvides que es recomendable consumir más veces pescado que carne roja a nivel semanal. Las proteínas de ambos alimentos son similares y las grasas de los peces cuentan con una mayor calidad, sobre todo a la hora de modular la inflamación y de reducir el riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares.
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