4 tipos de disfunción sexual
La disfunción sexual es cualquier problema que ocurre durante el proceso de la actividad sexual. Es un fenómeno muy amplio, más común de lo que se piensa y que afecta a hombres y mujeres por igual. De manera general la disfunción sexual puede condicionar el placer, el deseo, la excitación y el orgasmo. De acuerdo con el contexto, se distinguen varios tipos de disfunción sexual.
En efecto, no todas las manifestaciones de este trastorno son iguales. Se incluye tanto en el DSM-5 como en el CEI-10. Sus causas pueden ser tanto psicológicas como físicas, de manera que el tratamiento está condicionado por su desencadenante. En las líneas siguientes te enseñamos todo lo que deberías saber de los tipos de disfunción sexual, al término que desterramos algunos mitos sobre ellos.
Principales tipos de disfunción sexual
Los investigadores distinguen cuatro tipos de disfunción sexual: trastornos del deseo, de la excitación, del orgasmo y del dolor. Estas son las categorías más comunes, las cuales por supuesto incluyen un par de subcategorías. A continuación te describimos a qué alude cada categoría, cuáles son sus características y sus causas.
1. Trastornos del deseo/interés sexual
El trastornos del deseo o del interés sexual ocurre cuando un sujeto experimenta un rechazo o una inclinación reducida al acto sexual. Todos atravesamos por periodos en que nuestro interés por el sexo disminuye, ya sea por el trabajo, el cansancio, la falta de tiempo o simplemente por el desarrollo de otras prioridades. Se considera que existe un trastorno cuando este comportamiento es permanente, por lo general durante unos seis meses continuos.
En este tiempo la persona no tendrá pensamientos sexuales, fantasías, ni intentará materializar un deseo en un acto sexual. Puede ser tanto por la pareja actual en específico, como por el sexo en general. Se distinguen dos tipos de esta disfunción sexual:
- Trastorno del deseo sexual hipoactivo: también se conoce como hiposexualidad, y es la ausencia de deseo y fantasías que se acompañan de angustia. Se estima que hasta el 14 % de las mujeres experimentan este trastorno, un porcentaje que se eleva a 40 % cuando no consideramos la variable de la angustia.
- Trastorno de aversión sexual: algunas personas llevan la angustia al extremo hasta el punto de que esta se convierte en aversión o rechazo patológico por el sexo. Cualquier tipo de contacto sexual se acompaña de un miedo irracional similar a la fobia. Al igual que en caso anterior, es más común en mujeres que en hombres.
Las causas de estos tipos de disfunción sexual son muy variadas: episodios traumáticos con parejas sexuales en el pasado, cambios hormonales, ingesta de algunos medicamentos, trastornos mentales subyacentes, fatiga, embarazo y demás.
2. Trastornos de la excitación
Engloba una serie de problemas relacionados con la excitación. Estos ocasionan un rechazo, un temor e incluso una aversión a todo lo relacionado con un encuentro íntimo. De manera popular, y hasta hace no mucho tiempo, estos trastornos se conocían como impotencia para los hombres y frigidez para las mujeres. Hoy se prefieren otros términos, de manera que se catalogan los siguientes casos:
- Disfunción eréctil: ocurre cuando un hombre tiene problemas para iniciar o mantener una erección. Todos los hombres tienen problemas de este tipo alguna vez en su vida, aunque esto no implica que padezcan de este trastorno. Se diagnostica como tal cuando es persistente (al menos tres meses) y no se puede explicar por otras vías (una cirugía o ingesta de algunos medicamentos, por ejemplo). Se cree que afecta entre el 5 % y 20 % de los hombres.
- Ausencia de lubricación vaginal: también se conoce como sequedad vaginal y se relaciona con el dolor o la incomodidad al momento de la penetración. La sequedad vaginal puede desarrollarse por medicamentos, por ansiedad o por cambios hormonales, pero en estos casos no responde al trastorno. Sí lo hace cuando se acompaña de una excitación deficiente.
- Excitación genital continua: también se conoce como trastorno de excitación genital persistente y contrasta con los supuestos anteriores. Es la estimulación, la excitación e incluso el orgasmo que se genera en ausencia de sexo (en el trabajo, en lugares públicos, la universidad y demás). La evidencia señala que los pacientes desarrollan vergüenza y angustia moderada o grave frente a estos episodios.
3. Trastornos del orgasmo
Engloba todos aquellos problemas que obstaculizan el orgasmo normativo. El panorama de alteraciones es muy variado, pero los más comunes son los siguientes:
- Anorgasmia: se describe como la ausencia del orgasmo a pesar de la estimulación por diferentes vías. Es más común en las mujeres y puede ser ocasionada por desequilibrios hormonales, trastornos psicológicos, enfermedades subyacentes y traumas pélvicos (entre otras cosas).
- Eyaculación precoz: describe la expulsión de semen luego de una mínima estimulación o poco después de iniciar la actividad sexual. No existe un tiempo promedio para una relación sexual normativa, aunque se considera que un hombre es eyaculador precoz cuando no puede superar la barrera de los dos minutos de forma permanente. No se padece de este trastorno si ocasionalmente la eyaculación ocurre por debajo de este rango.
- Eyaculación retardada: contrario al caso anterior, los hombres que padecen de este trastorno son incapaces de eyacular o alcanzar el orgasmo, esto a pesar de su grado de excitación o de placer sexual. Para que se diagnostique como tal más de 75 % de los encuentros deben manifestar este comportamiento y extenderse al menos durante seis meses continuos.
- Trastornos posorgásmicos: engloba una serie de síntomas o alteraciones que se producen luego de tener un orgasmo. La evidencia indica que una condición crónica que afecta a los hombres a través de irritabilidad, disminución de la concentración, síntomas de alergia o malestar general minutos u horas después del encuentro.
También conviene señalar a la disfunción orgásmica, la cual alude a las alteraciones en la experiencia general del orgasmo. Por ejemplo, en su intensidad o su retraso. Todas estas condiciones son más frecuentes de lo que se piensa, y pueden ser tanto leves como graves.
4. Trastornos del dolor
El último de los tipos de disfunción sexual es el trastorno del dolor. Afecta típicamente a las mujeres y se distinguen en dos categorías: dispareunia y vaginismo. En el primer caso se describe al dolor general al momento del coito. Puede deberse a infecciones, lesiones musculares, alteraciones fisiológicas o por causas psicológicas. De acuerdo con estimaciones hasta el 15 % de las mujeres desarrollan la condición de manera crónica.
Por el contrario, el vaginismo alude a espasmos musculares que se manifiestan de forma involuntaria y que provocan dolor durante la penetración. También se conoce como trastorno del dolor genitopélvico y puede desencadenarse por cualquier tipo de inserción dentro de la vagina (como por ejemplo tampones o espéculos).
Aunque existen otros subtipos de disfunción sexual para las categorías presentadas, en general los reseñados son los más comunes. Este tipo de trastornos no giran solo alrededor de la disfunción eréctil o la sequedad vaginal, sino que engloban otras condiciones. La mayoría de las veces se pueden tratar satisfactoriamente, de manera que no dudes en consultar con un especialista si lo consideras oportuno.
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