Los 9 alimentos menos saludables

¿Sabes cuáles son los alimentos menos saludables que deberías evitar para reducir el riesgo de enfermar? Te mencionamos los principales, así como sus efectos.
Los 9 alimentos menos saludables
Saúl Sánchez

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez.

Última actualización: 25 septiembre, 2021

Muchas veces aparecen en la dieta productos que realmente son perjudiciales para el organismo. Suelen contar con un buen sabor, por lo que su consumo genera cierta satisfacción a nivel organoléptico. Ahora bien, hay que evitar su ingesta de forma regular. Por ello te vamos a indicar cuáles son los alimentos menos saludables.

Ten en cuenta que una de las bases de la dieta es la variedad. Esto quiere decir que algunos de los comestibles que te mostraremos se pueden consumir, aunque de forma puntual. Si se asegura el aporte de nutrientes de calidad de un modo diario, por recurrir a algún producto poco saludable de vez en cuando no pasará nada malo.

Los alimentos menos saludables

Vamos ahora con los alimentos menos saludables para el organismo. Todos ellos se engloban dentro del grupo de los ultraprocesados industriales. Lo óptimo, para asegurar que el cuerpo funciona de forma correcta, es priorizar siempre los productos frescos.

Refrescos azucarados

De acuerdo con un estudio publicado en la revista Nutrients, el consumo regular de refrescos azucarados genera problemas a nivel cardiometabólico. Los azúcares añadidos que contienen en su interior provocan resistencia a la insulina a medio plazo, lo que condiciona la ganancia de peso y el desarrollo de los mecanismos inflamatorios del organismo.

Por este motivo, conviene evitar el consumo de este tipo de bebidas. Sobre todo en los niños, hay que limitar mucho su presencia en la dieta. Durante las primeras etapas de la vida se sientan las bases para una correcta alimentación futura. Es tiempo para acostumbrar al niño a la ingesta de alimentos frescos y de verduras, no de ultraprocesados.

Además, hay que tener en cuenta que las elevadas dosis de azúcares añadidos son todavía más perjudiciales en un cuerpo que se encuentra en desarrollo. Por otra parte, es importante destacar que al administrar estos ingredientes de forma líquida, su absorción es mucho más rápida, lo que impacta negativamente sobre las glucemias.

Tampoco son buena opción los refrescos sin calorías que cuentan con edulcorantes artificiales en su interior. Dichos productos han demostrado generar un efecto negativo sobre la microbiota intestinal, reduciendo la densidad y la diversidad de las bacterias que habitan en el tubo digestivo. De este modo, se empeoran las digestiones y se incrementa la incidencia de la patologías inflamatorias intestinales.

A esto hay que sumarle que los efectos a medio plazo de muchos de los edulcorantes artificiales no están claros. Se sabe que en un corto periodo de tiempo afectan al metabolismo y a la sensibilidad a la insulina, pero no se conoce si son realmente seguros para la función renal o hepática cuando se plantea un consumo crónico de los mismos.

Bollería

Entre los alimentos menos saludables está la bollería
Los productos de bollería, a pesar de ser deliciosos, pueden ser contraproducentes para la salud. Su alto contenido en grasas trans es una de las múltiples razones.

Los productos de bollería están considerados como muy poco saludables. Por una parte, se elaboran a partir de harinas muy refinadas. Estos productos generan un impacto significativo sobre las glucemias, lo que ocasiona estrés a nivel pancreático y resistencia a la insulina, la antesala de la diabetes de tipo 2.

A este efecto hay que sumarle el de los azúcares añadidos que contienen. Los carbohidratos simples también son capaces de provocar alteraciones en los niveles de glucosa en sangre, lo que a la larga se traduce en un mayor riesgo de desarrollar patologías metabólicas. Para evitar tal situación, se recomienda incluir en la dieta hidratos de carbono de tipo complejo, en la medida de lo posible.

La bollería cuenta en su interior con ácidos grasos de tipo trans. Estos elementos se generan a partir de las altas temperaturas de horneado, debido a la transformación en la disposición espacial de las moléculas que conforman los lípidos. Los nutrientes pasan de forma cis a trans, algo que se considera realmente nocivo para la salud.

Existen evidencias que indican que los lípidos de tipo trans son capaces de promocionar los mecanismos inflamatorios del organismo. Según una investigación publicada en la revista Diabetes & Metabolic Syndrome , su consumo regular se asocia con una mayor incidencia de varias patologías crónicas como la diabetes, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.

Hay que tener en cuenta que las grasas saturadas son más susceptibles a la transformación en tipo trans cuando se les aplica calor. Esto se debe a la naturaleza de sus enlaces, todos de tipo simple. Los productos de bollería habitualmente contienen grandes cantidades de mantequilla para mejorar su sabor, un ingrediente que concentra grasas saturadas. Cuando se hornea el producto, se generan los lípidos trans.

Alcohol

Durante muchos años, varios expertos en nutrición aseguraron que un consumo moderado de alcohol podría ser beneficioso para la salud cardiovascular. En la actualidad se sabe que esto no es cierto. Dicha sustancia se considera tóxica independientemente de la dosis consumida. Ni siquiera los taninos (unos compuestos químicos) de la uva compensan este efecto en el caso del vino.

De hecho, la presencia de alcohol en la dieta incrementa el riesgo de sufrir patologías neurodegenerativas, metabólicas y cardiovasculares a medio plazo. Así lo evidencia una investigación publicada en la revista Alcohol and Alcoholism. Por este motivo, conviene restringir su presencia en la dieta. Cuanto menos se consuma, mejor.

Resulta especialmente preocupante el consumo de este tipo de bebidas en adolescentes o en adultos jóvenes. Cuando el cerebro se encuentra en desarrollo, el efecto del tóxico es aun mayor. Además, es frecuente que durante las primeras etapas de la edad adulta se experimenten intoxicaciones etílicas por ingesta excesiva, lo que incrementa los efectos nocivos.

Hay que advertir de los peligros de combinar bebidas alcohólicas con otras energéticas. La cafeína puede enmascarar los efectos de la intoxicación en un primer momento, permitiendo así cantidades superiores de alcohol. Una vez que el tóxico entra en la sangre, se generan alteraciones muy negativas.

Yogur líquido

Los yogures son alimentos recomendados dentro de casi cualquier dieta. Cuentan en su interior con bacterias probióticas que han demostrado ayudar a mejorar la salud digestiva e intestinal. Sin embargo, en muchas ocasiones estos productos se comercializan con grandes cantidades de azúcares añadidos en su interior.

Este problema se exagera cuando hablamos de yogur líquido. El contenido en carbohidratos de tipo simple puede ser equiparable al de los refrescos azucarados. Aunque estos alimentos son más densos desde el punto de vista nutricional, se sigue experimentando un aporte excesivamente alto de glucosa, lo que perjudica a la función metabólica a medio plazo.

A la hora de consumir yogures, la mejor opción siempre es optar por los naturales y enteros. No resulta una buena opción retirarle la grasa a los lácteos. Con este nutriente se pierden un montón de vitaminas de carácter liposoluble necesarias para asegurar el buen funcionamiento del cuerpo humano. En este caso, estaríamos perdiendo mucha calidad.

Otra buena opción resulta la ingesta de kéfir de leche. Es posible preparar este producto con una textura semilíquida, similar al del yogur bebible. Sin embargo, si no se le añaden azúcares y se prepara de forma casera, la calidad es muy superior. Se trata de un alimento que cuenta con bacterias probióticas en su interior.

Tomate frito

Las recetas caseras de salsa de tomate o de tomate frito pueden contener una pequeña cantidad de azúcar como ingrediente. Este producto se añade para equilibrar la acidez del vegetal, generando un mejor sabor final. No obstante, los preparados industriales cuentan con cantidades de carbohidratos simples superiores a las deseables, por lo que se consideran como productos poco saludables.

La mejor opción a la hora de consumir salsas de tomate es prepararlas de forma casera. Eso sí, habrá que tener especial cuidado con el envasado y el método de conservación. Se recomienda siempre guardar la salsa en envases de vidrio herméticamente cerrados, que pasen por un proceso de baño María para asegurar un vacío en su interior. Así se reduce el riesgo microbiológico.

A la hora de recurrir a una salsa de tomate comercial, es siempre preferible optar por el tomate triturado como tal. En este caso, no existe adición de otros ingredientes que no sean el vegetal y el ácido ascórbico, que actúa como antioxidante y como conservante. Este sí resulta un producto de alta calidad, ya que concentra en su interior vitaminas y fitonutrientes con capacidad antioxidante.

Un ejemplo de estos últimos es el licopeno. Dicha sustancia es capaz de ayudar a prevenir patologías de tipo cardiovascular, según un estudio publicado en la revista Atherosclerosis. Cuenta con una capacidad antiinflamatoria, lo que protege frente al desarrollo de problemas como la aterosclerosis y la formación de placas en los vasos sanguíneos que limiten el caudal.

Frutos secos fritos, de los alimentos menos saludables

Los frutos secos se consideran alimentos muy saludables cuando se consumen al natural. Cuentan en su interior con ácidos grasos de alta calidad, con proteínas, con fibra y con micronutrientes esenciales. Entre estos últimos podemos destacar el selenio, un compuesto con actividad antioxidante. Así lo evidencia una investigación publicada en Advances in Clinical and Experimental Medicine.

Sin embargo, la calidad de estos productos varía cuando se someten a un proceso de fritura. Sus características organolépticas mejoran, pero el valor energético se incrementa de un modo significativo. Esto puede provocar que el consumo de frutos secos genere un desequilibrio en la balanza energética. Si esto se combina con otros hábitos nocivos, se puede desarrollar sobrepeso u obesidad.

Por otra parte, la fritura provoca que una parte de los lípidos presentes en los frutos secos varíen su configuración a tipo trans. Como hemos comentado anteriormente, dichos elementos se consideran peligrosos para la salud cuando se consumen de forma regular.

Es importante acotar que el objetivo de los cambios dietéticos no es anular la presencia de grasas trans en la dieta, ya que hasta la leche materna las contiene. No obstante, hay que limitar su aporte.

De este modo, si quieres consumir frutos secos, la mejor opción siempre será elegir las variedades al natural o tostadas. El tostado suele provocar una inactivación de ciertas sustancias presentes en estos productos conocidas como antinutrientes. Así se mejora la digestión y se reducen los problemas de absorción de algunos minerales como el calcio y el hierro.

Además, es bueno evitar las versiones saladas. Un exceso de sodio en la dieta podría ser contraproducente para quienes tienen antecedentes de hipertensión arterial. Esta condición se considera uno de los factores de riesgo para el desarrollo de otras patologías cardiovasculares.

Chocolate

El chocolate comercial es otro de los productos considerados como menos saludables. Esto se debe a que en su composición el cacao es un elemento prácticamente residual. El ingrediente mayoritario es el azúcar, que genera problemas metabólicos cuando se consume de forma recurrente. A parte, los chocolates comerciales pueden contener aditivos, grasas trans y otros elementos nocivos para la salud.

Sin embargo, no todos los chocolates se categorizan como alimentos de mala calidad. Aquellos que cuentan en su interior con alta concentración en cacao son positivos para el organismo humano. Este elemento de origen vegetal se caracteriza por la presencia de antioxidantes en su interior. Dichas sustancias contribuyen a neutralizar la formación de radicales libres.

Entre los antioxidantes más destacados del cacao amargo se encuentra la teobromina. Esta cuenta con efectos positivos para la salud cardiovascular, ya que es capaz de modular a la baja los niveles de presión arterial. También contribuye a reducir los mecanismos inflamatorios, lo que protege frente a la oxidación del perfil lipídico y frente a la aglutinación de las partículas del colesterol.

A la hora de elegir un chocolate comercial, siempre es preferible optar por aquellas variedades con una concentración en cacao superior al 75 %. Otra opción es adquirir este ingrediente en polvo, en su versión amarga. Se puede añadir a muchas preparaciones culinarias. Incluso si se combina solamente con leche, se obtiene una bebida con alta densidad nutricional.

Helados, alimentos poco saludables

Entre los alimentos menos saludables están los helados
Los helados se consumen con frecuencia en los días calurosos, y son de los dulces preferidos a cualquier edad. Sin embargo, salvo las preparaciones artesanales, contienen elevadas cantidades de azúcares procesados.

Existe una diferencia de calidad sustancial entre los helados artesanos y los industriales. Los primeros cuentan con un aporte moderado de azúcar y no presentan aditivos en su interior. Contienen grasa, pero esta no ha sido sometida a un proceso térmico agresivo, por lo que no se considera nociva para la salud. El consumo de esta clase de productos de forma puntual no genera mayores problemas.

Los helados de tipo industrial son de los peores alimentos que podemos encontrar. El contenido en azúcares de los mismos es excesivo. Por otra parte, cuentan con grasas hidrogenadas y con aditivos de dudosa salubridad. Estos productos son capaces de incrementar el riesgo de desarrollar diabetes y otros problemas metabólicos a medio plazo.

A la hora de optar por el consumo de helados, lo mejor es siempre recurrir a las elaboraciones artesanales. Incluso se pueden preparar en casa sin mayor dificultad. Solamente es necesario contar con ingredientes frescos de calidad, siendo muy importante asegurar la introducción de leche fresca en la receta.

Por otra parte, hay que destacar que las versiones industriales sin azúcares añadidos tampoco suponen una buena opción. En este caso, se utilizan edulcorantes artificiales para aportar textura y sabor dulce. La mayor parte de ellos pueden desencadenar alteraciones en la función digestiva a medio plazo.

Embutidos

La presencia habitual de carnes rojas procesadas en la dieta está totalmente contraindicada para la salud. Estos preparados cuentan en su interior con grasas de mala calidad. Además, es habitual que se les añadan aditivos conservantes de dudosa salubridad, como es el caso de los nitritos. Estos pueden incrementar la oxidación en el medio interno.

Por si esto fuese poco, muchos de los embutidos de consumo frecuente han superado un proceso de ahumado. Durante el mismo se pueden adherir sustancias tóxicas a la carne, como hidrocarburos aromáticos policíclicos. Dichos compuestos se han asociado con una mayor incidencia de varios tipos de cáncer, por lo que es preciso reducir su consumo al máximo.

No obstante, existen algunas variedades de embutidos que sí pueden incluirse en el contexto de una dieta saludable sin mayores problemas. Nos referimos a aquellos magros y poco procesados, como son el jamón serrano y la pechuga de pavo. De todos modos, es importante revisar los etiquetados para asegurar la ausencia de nitritos y de sulfitos que empañen su calidad.

En el caso del jamón es siempre recomendable recurrir a aquellas piezas procedentes de animales criados en libertad. La alimentación de los cerdos es determinante a la hora de conocer los tipos de ácidos grasos que concentrarán en su interior. Por ejemplo, si los porcinos comen bellotas a lo largo de su vida, tendrán una mayor proporción de grasas de tipo insaturado.

Evita los alimentos menos saludables en la dieta

Ahora ya conoces cuáles son los alimentos menos saludables. Estos productos han evitarse en la medida de lo posible. No pasa nada si aparecen de forma puntual, pero en ningún caso su ingesta ha de convertirse en rutina. Cuentan con sustancias que resultan tóxicas o nocivas a medio plazo para el organismo.

Recuerda que la salud no solo depende de una buena alimentación. Es importante promocionar otros hábitos como la práctica deportiva de forma regular y un buen descanso nocturno. Con estas prácticas se asegura la homeostasis en el medio interno, lo que reduce el riesgo de desarrollar patologías complejas a medio plazo.



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