Tipos de ansiolíticos: características, usos y efectos
La ansiedad es una enfermedad psiquiátrica incapacitante que afecta a millones de personas alrededor del mundo. La misma está caracterizada por un temor irracional, exagerado y persistente sobre situaciones diarias. Por fortuna, existen múltiples tipos de ansiolíticos capaces de ayudar en el control de la patología.
Es muy común sentir ansiedad de forma ocasional, ya que la misma forma parte de día a día de muchas personas. Sin embargo, se torna patológico cuando los episodios son muy frecuentes e impiden la realización de actividades. Unos de los más afectados son los adolescentes, pudiendo afectar hasta a un 11 % de los mismos según estudios.
Todos los tipos de ansiolíticos cuentan con un mecanismo de acción muy similar, el cual interviene con un neurotransmisor llamado ácido gamma aminobutírico (GABA). La sustancia en cuestión es un inhibidor del sistema nervioso central, por lo que lo estos fármacos se agrupan con los hipnóticos o sedantes.
¿Cuales son los tipos de anisiolíticos?
Hoy en día existen múltiples fármacos capaces de controlar la sintomatología de la ansiedad. Todos estos medicamentos pueden generar múltiples efectos en el organismo, por lo que también son de utilidad en el tratamiento de otro tipo de patologías.
En términos generales, existen 4 grandes tipos de ansiolíticos aceptados clínicamente, los cuales son los siguientes:
Benzodiacepinas y análogos
Uno de los fármacos más consumidos para tratar los diferentes trastornos de ansiedad son las benzodiazepinas y sus análogos. De hecho, múltiples investigaciones sugieren que representan el 90,5 % de todos los ansiolíticos prescritos y consumidos.
Las benzodiazepinas y sus análogos tiene el mismo mecanismo de acción, ambos fármacos se unen al sitio de refuerzo del receptor GABA en el encéfalo. Esta unión aumentará la entrada de cloro a las neuronas, por lo que disminuirá la transmisión del impulso nervioso y mejorará las crisis presentadas.
Los análogos de las benzodiazepinas son unos tipos de ansiolíticos de aparición más reciente. Estos medicamentos generan menos efectos secundarios que las generaciones anteriores, lo que explica su gran popularidad. Entre los fármacos benzodiazepínicos disponibles destacan los siguientes:
- Lorazepam.
- Clorazepato.
- Diazepam.
- Alprazolam.
Estos medicamentos se dividen en 3 grandes grupos, los de vida media corta, media y larga. Los primeros son ideales para reducir los síntomas de forma inmediata, sin embargo, es probable desarrollar adicción y dependencia. Por su parte, los de vida media larga tienen un efecto farmacológico de mayor duración, siendo necesaria una dosis menor.
Barbitúricos
Los barbitúricos fueron unos de los primeros ansiolíticos en aparecer y eran los más utilizados antes del descubrimiento de las benzodiazepinas. A pesar de su gran capacidad de mejorar los trastornos de ansiedad, este grupo de medicamentos no son recetados en la actualidad por su gran cantidad de efectos secundarios.
El riesgo desarrollar adicción y generar una sobredosis mortal era muy elevado, por lo que se decidió suspender su uso. Sin embargo, algunos compuestos barbitúricos aún se emplean en otras intervenciones médicas y quirúrgicas. Un ejemplo de ello es el fenobarbital, el cual es un sedante poderoso y ayuda en el tratamiento de las convulsiones.
Buspirona
Este fármaco es un potente agonista de los receptores de un neurotransmisor llamado serotonina en el sistema nervioso central. El mismo se une a los receptores inhibidores y reduce la liberación de serotonina y noradrenalina, lo que puede explicar su efecto ansiolítico.
La buspirona no es tan efectiva para los cuadros de ansiedad aguda como otros tipos de ansiolíticos, ya que su efecto puede tardar varios días en manifestarse según estudios. El compuesto también presenta ciertas ventajas con respecto a las benzodiazepinas, ya que no presenta efecto sedante ni afecta la capacidad psicomotriz.
El efecto sedante del medicamento es muy débil, por lo que no es de utilidad en el tratamiento de trastornos del sueño o convulsiones. Una característica importante es que la misma no produce síndrome de abstinencia y sus principales efectos secundarios son mareos, náuseas y cefalea.
Otros fármacos
También existen otros compuestos capaces de ayudar a calmar los diferentes síntomas del trastorno de ansiedad. Un ejemplo de ello son los antagonistas de los receptores beta adrenérgicos como el propranolol o el pindolol. Los mismos son capaces de disminuir la frecuencia cardíaca y los temblores, lo que ayuda a calmar a las personas ansiosas.
Estos medicamentos bloquean a los receptores empleados por el sistema nervioso simpático (SNS), lo que impide que el neurotransmisor noradrenalina pueda ejercer su efecto. El SNS prepara al organismo para alguna situación de inquietud, por lo se encuentra muy activo durante las crisis de ansiedad.
Los antidepresivos pertenecientes al grupo de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) también ayudan al control de la sintomatología. Los ISRS son tan eficaces como las benzodiazepinas en algunos casos específicos como la ansiedad generalizada el trastorno de angustia y la fobia social.
Los mismos actúan en el mismo receptor que la buspirona, por lo que tardan entre 3 y 4 semanas en generar un efecto real. Es muy importante saber que estos compuestos inhiben a algunas enzimas hepáticas, por lo que no deben mezclarse con otros tipos de ansiolíticos o antidepresivos.
Usos y efectos de los tipos de ansiolíticos
En términos generales, el efecto que genera este grupo de medicamentos en el organismo es la depresión del sistema nervioso central. Al disminuir la cantidad de impulsos transmitidos, es posible lograr tranquilizar a los pacientes y disminuir las manifestaciones somáticas.
Por su parte, otro pequeño grupo como la buspirona y los ISRS tienen su efecto en el ciclo de la serotonina. Este neurotransmisor está muy asociado a la estabilidad del estado de ánimo y a la felicidad.
Los diferentes tipos de ansiolíticos pueden ser usados en el tratamiento de todos los tipos de ansiedad. En este sentido, son de utilidad tanto en el tratamiento de la ansiedad generalizada, la fobia simple o social y en el trastorno obsesivo compulsivo.
Además, también cuentan con la capacidad de tratar otros trastornos psiquiátricos como la depresión o trastornos neurológicos como la epilepsia. Es importante recordar que los psicofármacos potencian o inhiben el efecto de los neurotransmisores, por lo que modifican la actividad cerebral de los individuos.
Medicamentos muy seguros en las dosis adecuadas
La efectividad de todos los medicamentos mencionados en el tratamiento de la ansiedad está más que demostrada. No obstante, el consumo de los mismos debe realizarse bajo estricta prescripción médica. Muchos tipos de ansiolíticos son capaces de causar dependencia cuando se consumen a dosis elevadas, por lo que es importante no abusar ellos.
Además es probable desarrollar síndrome de abstinencia y generar un efecto rebote cuando se suspende su ingesta de forma inadecuada. De esta manera, es importante informar al médico ante la aparición de cualquier síntoma anormal y consultar con el mismo acerca de cualquier duda que se tenga.
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