Trastorno límite de la personalidad: síntomas, causas y tratamiento
¿Alguna vez escuchaste hablar sobre el trastorno límite de la personalidad? Es una condición que, a pesar de ser más o menos común en los medios de entretenimiento y comunicación, en general es poco conocida.
Por ese motivo hemos elaborado el siguiente artículo, en el que encontrarás información clave para comprender dicha patología desde sus bases científicas.
Desde un punto de vista clínico los pacientes afectados tienden a tener problemas conductuales que les impide tener relaciones sociales adecuadas, además de cambios de humor u opinión frecuentes asociados con conductas autodestructivas. Sus bases neurobiológicas están bien definidas, y existen varios métodos de tratamiento basados en la psicoterapia.
El concepto de “trastorno límite de la personalidad”
Este concepto fue acuñado por primera vez en 1938 por Adolf Stern, aunque no fue hasta 1981 que se oficializó su existencia al incluirlo en el DSM-III (‘Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastorno Mentales’). Fue en este momento cuando el diagnóstico “límite” o borderline empezó a ser objeto de debates e investigaciones con un crecimiento llamativo.
Manifestaciones clínicas de la enfermedad
Las personas con trastorno límite de la personalidad pueden experimentar incertidumbre y cambios de humor sobre cómo se ven a sí mismas y su papel en el mundo. Así, sus valores e intereses pueden cambiar con asiduidad.
Además, las personas con este tipo de trastorno tienden a ver las cosas hacia los extremos: todo bien o todo mal. Sus opiniones sobre otras personas también pueden cambiar rápido.
Una persona que ven como un amigo un día puede ser considerado como un enemigo o un traidor al día siguiente. Estos sentimientos tan cambiantes tienden a conducir a relaciones inestables e intensas.
Causas y fisiopatología del trastorno límite de personalidad
Un modelo neurobiológico del trastorno límite de personalidad propone que este puede ser el resultado de interacciones entre influencias genéticas y ambientales que afectan al desarrollo del cerebro a través de neuropéptidos y hormonas.
Además el maltrato y la calidad del cuidado de los padres durante la primera infancia pueden afectar la expresión genética y la estructura y funciones del cerebro, lo que da como resultado rasgos de comportamiento que son estables durante toda la vida.
Sin embargo la disfunción prefrontolímbica (el mecanismo cerebral más asociado con el TLP) parece ser un fenómeno transdiagnóstico que se relaciona con la afectividad negativa en el contexto de estrés social y se encuentra en pacientes con otros trastornos psiquiátricos e incluso en individuos sanos que sufrieron malos tratos en el pasado.
La disfunción prefrontolímbica parece sensible a los cambios con el tiempo, y se necesita más investigación para compreder este proceso, así como otros que podrían estar (o actuar) en la patogénesis y progresión del TLP.
A continuación exploraremos un poco más a fondo las posibles causas y los factores asociados a esta enfermedad. Vamos a ello.
1. Factores genéticos y estructurales
El TLP presenta una alta heredabilidad. Las personas que tienen un familiar cercano con este trastorno, como un hermano o un padre, pueden ser más propensos a desarrollar el trastorno límite de personalidad.
También existen ciertas alteraciones en varios circuitos cerebrales que subyacen a los fenotipos del TLP. Estos son los siguientes:
- Los circuitos cerebrales relacionados con el fenotipo de inestabilidad interpersonal.
- Los circuitos relacionados con el fenotipo de autoperturbación.
- Aquellos circuitos cerebrales relacionados con el fenotipo de desregulación afectiva/emocional.
- Circuitos involucrados en la predicción de resultados negativos y el control inhibitorio.
Por otro lado, se cree que el circuito de procesamiento del dolor afectivo media la hipalgesia en la conducta autolesiva en los pacientes con TLP.
2. Haber pasado por experiencias adversas
Estos eventos en la niñez están muy asociados al TLP en muestras clínicas y comunitarias. De hecho, el trauma infantil es el factor de riesgo ambiental más importante en este diagnóstico, aunque no es una condición previa necesaria para desarrollar TLP.
La paternidad inconsciente, la participación excesiva de la madre, los comportamientos aversivos y el escaso afecto de los padres también se asocian con el desarrollo del TLP, aunque tampoco son específicos.
Además el hecho de separar a los niños de sus madres antes de los 5 años predispone al TLP en la edad adulta. Por su parte, los perfiles de personalidad de los niños que han sido maltratados se caracterizan por un alto neuroticismo, una baja amabilidad, poca conciencia y poca apertura a la experiencia.
3. Alteraciones en los períodos críticos del desarrollo
Por otro lado parece que ciertos momentos en la vida están implicados en la génesis de la patología de la personalidad.
Se ha observado un apego anormal a un cuidador principal, debido a la separación o la mala crianza, y el apego interrumpido temprano en la vida conduce a deficiencias en la regulación emocional y el autocontrol.
4. Haber tenido alta reactividad al estrés
La alta reactividad al estrés en un niño podría contribuir a un apego problemático. El apego desorganizado entre madres e hijos es capaz de producir síntomas límite en adultos jóvenes.
En la adolescencia, el desarrollo de una identidad estable o un sentido de sí mismo es una tarea importante y puede conducir a una patología de la personalidad si se retrasa o se impide.
5. Tendencia a las autolesiones y conductas problemáticas en el pasado
Autolesiones deliberadas, intentos de suicidio y otras características del TLP, como identidad insegura, baja orientación hacia los objetivos, afectividad negativa, impulsividad, conductas de riesgo, ira y agresión interpersonal, predicen el desarrollo y la persistencia del TLP en niños y adolescentes.
Diagnóstico
Para diagnosticar un caso de TLP es necesario acudir con un psicólogo o médico especialista en psiquiatría. Mediante escalas de valoración clínica y una correcta evaluación del paciente es posible diagnosticar la enfermedad, siempre teniendo en cuenta los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastorno Mentales vigente.
Tratamiento del trastorno límite de personalidad
Las personas que no reciben el tratamiento adecuado tienen más probabilidades de desarrollar otras enfermedades mentales o médicas crónicas y menos probabilidades de elegir un estilo de vida saludable.
Estos pacientes tienden a producirse autolesiones y tener comportamiento suicida con mucha mayor frecuencia que el resto de la población. Por lo demás, aunque hace falta más investigación al respecto, las siguientes son algunas de las opciones que se plantean como tratamientos para el TLP:
Psicoterapia
Este es el tratamiento de primera línea para las personas con trastorno límite de la personalidad. Puede utilizarse tanto la terapia individual como la terapia grupal.
En concreto las sesiones grupales dirigidas pueden ayudar a enseñar a las personas con la enfermedad a cómo interactuar con los demás y cómo expresarse de manera efectiva.
Dos de las terapias que se utilizan para tratar el trastorno límite de la personalidad incluyen las siguientes:
Terapia de comportamiento dialéctico (DBT)
En esta se utilizan conceptos de atención plena y aceptación. Se trata de que el paciente desarrolle una atención plena así como aceptación de la situación presente y su estado emocional. En sí, esta terapia puede ser de ayuda para:
- Controlar las emociones intensas.
- Mejorar las relaciones.
- Reducir los comportamientos autodestructivos.
Terapia cognitivo-conductual (TCC)
En el TLP este tipo de terapia puede ser de ayuda para identificar y cambiar las creencias y comportamientos que subyacen a las percepciones inexactas de sí mismos y de los demás. También puede ayudar con los problemas para interactuar con otras personas.
Por lo general, esta terapia puede reducir una variedad de síntomas de ansiedad y estado de ánimo y reducir la cantidad de conductas suicidas o autolesivas.
Medicamentos
Los antidepresivos y ansiolíticos no suelen ser un tratamiento principal para el trastorno límite de la personalidad. Sin embargo, en algunos casos un psiquiatra puede recomendar este tipo de medicamentos para tratar síntomas específicos como los siguientes:
- Otros trastornos mentales concurrentes.
- Cambios de humor.
- Depresión.
Para la familia y los cuidadores de los afectados por el TLP puede ser de ayuda acudir a terapia. Y es que tener un familiar que padezca este trastorno puede ser estresante. Es por eso que algunas terapias para el TLP incluyen a los cuidadores, los familiares y/o los seres queridos en sus sesiones. Estas pueden ser de ayuda para:
- Permitir que el familiar o ser querido desarrolle habilidades para comprender y apoyar mejor a una persona con trastorno límite de personalidad.
- Centrarse en las necesidades de los miembros de la familia para ayudarlos a comprender los obstáculos y estrategias derivados del cuidado de estos pacientes.
Una condición difícil de sobrellevar pero con múltiples opciones terapéuticas
Sí, el trastorno limítrofe de la personalidad puede resultar agotador tanto para los pacientes como para sus seres queridos o cuidadores. Por fortuna, los tratamientos mencionados a lo largo del artículo permiten abarcar la enfermedad desde un punto de vista multidisciplinario y mejorar la calidad de vida poco a poco.
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