Los 6 tipos de cistitis

La cistitis es una inflamación de la vejiga que cursa con una serie de síntomas aplicables en casi todos los casos. De todas formas, se puede clasificar en varios cuadros según su origen. Te lo explicamos.
Los 6 tipos de cistitis
Samuel Antonio Sánchez Amador

Revisado y aprobado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 05 julio, 2023

Las infecciones del tracto urinario (UTIS, por sus siglas en inglés) son muy comunes en la sociedad general. La prevalencia de estas condiciones aumenta de forma considerable con la edad, pues el porcentaje de mujeres afectadas es del 20 % a los 65 años, en comparación con el 11 % global. Conocer los tipos de cistitis y de otras UTIS es esencial para tratarlas y prevenir complicaciones.

Existen varios tipos de cistitis según su agente causal y la gravedad del cuadro. Como podrás imaginar, una infección del tracto urinario causada por una bacteria se tratará muy diferente a una desencadenada por el abuso de fármacos. Si quieres saber más sobre este conjunto patológico y cómo detectarlo antes de que sea tarde, sigue leyendo.

¿Qué son las infecciones del tracto urinario?

Antes de describir los tipos de cistitis y sus características, vemos necesario explorar el grupo patológico del que forma parte: las infecciones del tracto urinario (o UTIS, por su traducción al inglés Urinary Tract Infections). Según el portal médico Elsevier, una UTI se define como ‘la colonización y la multiplicación de microorganismos, habitualmente bacterias, en el aparato urinario’.

El sistema urinario es principalmente cerrado para favorecer el drenaje de la orina desde los riñones hasta la vejiga y, finalmente, hacia el exterior por vía de la uretra. Existen muchas medidas fisiológicas que mantienen este entorno aséptico, pero a veces fallan y los microorganismos colonizan los túbulos y las vías encargados de liberar la orina.

A continuación, te mostramos algunos datos de interés sobre la prevalencia de las UTIS a nivel global:

  • Las infecciones del tracto urinario son mucho más comunes en mujeres que en hombres. El ratio es de 4 pacientes femeninos por cada masculino.
  • Se estima que 1/3 de la población femenina adulta ha tenido cistitis (un tipo de infección del tracto urinario) a lo largo de su vida. De esta fracción, un porcentaje nada desdeñable presentará cistitis recurrente.
  • El 81 % de los cuadros de UTIS ocurren en mujeres. De este total, el 27 % de los pacientes tienen otro episodio en los 6 meses siguientes y un 48 % en los 12 meses siguientes.
  • Solo en Estados Unidos ocurren más de 7 millones de UTIS no complicadas cada año.
  • La incidencia de la cistitis en mujeres es de 5-7 casos por cada 100 000 habitantes al año.

Como puedes ver, las UTIS son entidades clínicas muy presentes en la sociedad, sobre todo en mujeres activas sexualmente o con otros problemas de salud asociados (con inmunosupresión, diabéticas y con catéteres). Por ello, es importante conocer su tipología y síntomas antes de que se agraven. La cistitis es una de las más comunes y se escinde en diversos tipos.

¿Cuáles son los tipos de cistitis?

El Instituto Nacional del Cáncer define a la cistitis como ‘una inflamación del revestimiento de la vejiga’. La cistitis representa una de las infecciones del tracto urinario (UTIS) más comunes, pero no todos los cuadros de este tipo responden a un sobrecrecimiento bacteriano. Dicho de forma sencilla: ni todas las UTIS son cistitis ni todas las cistitis son UTIS.

Los síntomas de los distintos tipos de cistitis son comunes hasta cierto punto, pero cada variante cuenta con ciertos signos clínicos diferenciales. A continuación, te mostramos los 6 tipos de cistitis y sus características clínicas. ¡No te lo pierdas!

1. Cistitis bacteriana

Los tipos de cistitis incluyen la cistitis bacteriana
La cistitis bacteriana motiva una buena parte de consultas médicas en los servicios de atención primaria, y por fortuna los tratamientos son variados.

Tal y como indica el portal médico Statpearls, la cistitis usualmente ocurre por la colonización de la mucosa periuretral por bacterias que habitan en la vagina o presentes en el material fecal. Los microorganismos que provocan este cuadro clínico se conocen como uropatógenos y suelen poseer factores de virulencia microbiana que les permiten “saltarse” las defensas del hospedador.

Los uropatógenos son menos capaces de colonizar la uretra masculina, ya que esta es más larga, está más seca y el fluido prostático contiene propiedades bactericidas. Por ello, la incidencia de la cistitis bacteriana en hombres es muy baja. De todas formas, sí que es posible experimentar este cuadro en el sexo masculino (sobre todo en personas jóvenes, no circuncidadas y que practican sexo anal).

La inmensa mayoría de los casos de cistitis bacteriana son provocados por la bacteria Escherichia coli (del 75 % al 95 % de los cuadros encuentran su causa en ella). Esta bacteria forma parte de la flora natural del intestino del ser humano y, por ende, es excretada con las heces en situaciones de normalidad.

Síntomas de la cistitis bacteriana

Los síntomas que citamos a continuación son comunes a todos los tipos de cistitis:

  • Poliuria: este término hace referencia a un aumento en la frecuencia de micción. Según el portal MSD Manuals, se considera que una persona presenta poliuria cuando excreta más de 3 litros de orina al día.
  • Dolor intenso en la región suprapúbica, es decir, en el lugar en el que se encuentra la vejiga.
  • Disuria: dolor o molestia al orinar, descrito en general como un ardor intenso.
  • Hematuria: presencia de sangre en la orina.
  • Sensación de presión en la parte inferior del abdomen.

En los casos de cistitis bacteriana, también es común que el paciente presente fiebre por encima de los 37 °C. Este signo clínico requiere ciertos apuntes, pues es un rasgo diferencial entre este y otro de los tipos de cistitis que veremos en posteriores líneas.

Tal y como indica la Universidad Clínica Navarra, la cistitis por sí sola nunca cursa con fiebre. De todas formas, sí que es común que en este cuadro las bacterias se expandan a otras regiones si no se trata, como la próstata (prostatitis aguda) o los riñones (pielonefritis aguda). Por ello, si el paciente presenta fiebre, casi seguro que estará experimentando una cistitis bacteriana aguda extendida a otros órganos.

¿Cómo llegan las bacterias al tracto urinario?

La cercanía del ano y la uretra en el sexo femenino hace que el “salto” de E. coli de las heces al entorno vaginal sea relativamente fácil. En la siguiente lista, te mostramos algunas de las causas de la cistitis infecciosa:

  • Mala higiene en el baño: limpiarse después de defecar de “atrás hacia adelante” facilita mucho que las bacterias ingresen en la uretra femenina.
  • Sexo: la acción mecánica del acto sexual facilita que los microorganismos pasen del entorno vaginal externo al interior del aparato genital femenino.
  • Uso de pastillas anticonceptivas: tal y como indica el portal Healthline, los anticonceptivos pueden favorecer la eliminación de la flora bacteriana beneficiosa en la vagina. Esto facilita que se instauren uropatógenos a largo plazo.
  • Embarazo: los cambios hormonales durante el embarazo crean desbalances en la flora bacteriana interna de la mujer.

Aunque se tenga una higiene adecuada, a veces es imposible evitar un cuadro agudo de cistitis bacteriana. Ante la presencia de cualquiera de los síntomas citados se hace esencial visitar al médico, pues no hay que dejar que las bacterias lleguen a otros órganos.

2. Cistitis inducida por fármacos

Hemos dedicado el grueso del espacio al tipo de cistitis más común, pero es necesario recalcar que existen muchos más. Por ejemplo, la cistitis inducida por fármacos ocurre cuando el tejido de la vejiga urinaria se inflama por la acción de un compuesto químico. Como los medicamentos se excretan casi siempre por la vía urinaria, a veces este cuadro es inevitable.

Por ejemplo, existen 2 drogas utilizadas en la quimioterapia que se han asociado con la aparición de cistitis. Estas son las siguientes:

  1. Ciclofosfamida: la ciclofosfamida es un agente alquilante que se utiliza para ralentizar o parar el crecimiento de células cancerosas en el cuerpo. Forma parte del tratamiento quimioterapéutico contra el linfoma de Hodgkin, el linfoma cutáneo de las células T y algunos tipos de leucemia. Según estudios, hasta el 7,3 % de los pacientes que consumen el fármaco desarrollan cistitis hemorrágica.
  2. Ifosfamida: es otro fármaco anticancerígeno indicado para abordar el cáncer de testículo con afectación de células germinales, sarcomas de tejidos blandos y otros tipos de neoplasias. La cistitis hemorrágica es otra de las amenazas más comunes al tratar este cuadro.

3. Cistitis por radiación

La radioterapia se puede definir como ‘un tratamiento del cáncer que utiliza altas dosis de radiación para destruir células malignas y reducir el tamaño de los tumores’. Es una piedra angular en el tratamiento de muchos tipos de neoplasias, pero puede generar cistitis en algunos casos.

Cuando la vejiga es expuesta a la radiación durante el tratamiento de tumores de estructuras pélvicas mediante radioterapia, el tejido vesical se modifica a nivel histológico y se inflama. La condición derivada se conoce como cistitis radical o rádica y provoca síndrome miccional irritativo (con dolor, aumento del volumen de la orina y urgencia miccional) y hematuria (sangre en la orina) de intensidad muy variable.

Cuando el cuadro se complica mucho, el paciente experimenta una cistitis hemorrágica severa. No existe un tratamiento específico en estas situaciones límite, pero se pueden tomar medidas intravesicales (ácido hialurónico o aluminio endovesical), sistémicas (estrógenos conjugados o pentosán polisulfato) y físicas para estabilizar al enfermo.

4. Cistitis por cuerpo extraño

Este es uno de los tipos de cistitis menos comunes y es causado por la presencia de un cuerpo extraño a nivel uretrovesical. No es común que se introduzcan elementos en la uretra o en la vejiga de forma accidental, pero la práctica de ciertas conductas sexuales o la cateterización pueden fomentar que aparezca este cuadro clínico.

Tal y como indican fuentes clínicas, la mayoría de cistitis por cuerpo extraño fuera del ámbito hospitalario ocurren por la introducción voluntaria de elementos en la uretra durante el acto sexual. Los pacientes suelen retrasar la visita al médico por vergüenza hasta que su dolor es crónico, lo cual empeora bastante el cuadro.

5. Cistitis química

La cistitis química es muy similar a la provocada por la ingesta de fármacos, pero en este caso los compuestos químicos causales son de uso común y no farmacológico. A continuación, tienes una lista con ciertos elementos que pueden provocar la inflamación de la vejiga si se usan con demasiada asiduidad:

  • Geles espermicidas: este método anticonceptivo se aplica en el interior de la vagina cerca del cuello uterino o cérvix antes de las relaciones sexuales con el fin de ralentizar o matar a los espermatozoides durante el cóito. Su uso repetido se ha asociado con una mayor probabilidad de padecer cistitis.
  • Sprays de higiene femenina: todo compuesto que modifique el pH del entorno vaginal potenciará desequilibrios microbióticos en la zona. Como hemos dicho, este desbalance en el microbioma genital se asocia a una mayor probabilidad de cistitis.
  • Uso de diafragmas con espermicidas: la premisa es la misma que en los casos anteriores.

Como ves, este es uno de los tipos de cistitis que más fácilmente se pueden prevenir. Consulta con tu ginecólogo de confianza los productos que vas a comenzar a utilizar en tu zona íntima para evitar disgustos a largo plazo.

6. Cistitis intersticial

Los tipos de cistitis incluyen las cistitis intersticiales
El origen y el tratamiento de la cistitis intersticial es algo más complicado que los otros tipos de infecciones urinarias.

Cerramos este espacio con una entidad clínica un poco diferente a las anteriores. La cistitis intersticial (también conocida como síndrome de la vejiga dolorosa) es una patología crónica de naturaleza idiopática que se caracteriza por una necesidad muy marcada y frecuente de orinar, además de dolor.

La prevalencia de esta condición es muy variable, pero se estima que oscila entre los 40 y 70 pacientes por cada 100 000 habitantes. Si se tienen en cuenta antecedentes médicos y criterios un poco más laxos, las cifras pueden aumentar hasta los 865 casos por cada 100 000 personas. Algunos de los síntomas de este síndrome son los siguientes:

  • Dolor en la pelvis de naturaleza crónica.
  • Malestar entre el escroto y el ano (perineo) en hombres y entre la vagina y el ano en mujeres.
  • Necesidad de orinar urgente y persistente que se alivia muy poco con la micción.
  • Micción frecuente y corta, hasta 60 veces al día.
  • Dolor muy marcado mientras se llena o vacía la vejiga y durante las relaciones sexuales.

Esta condición es de naturaleza idiopática (no se conoce su causa). De todas formas, se cree que la mayoría de los casos están influenciados por una deficiencia de glicosaminoglicanos en el moco que reviste el tejido vesical. Este desbalance se traduciría en cambios nerviosos y musculares, y a su vez, en dolor constante.

También se postula que los pacientes pueden secretar sustancias tóxicas en la orina, que tienen hipersensibilidad neurogénica o que el propio sistema inmunitario está atacando al tejido vesical. Se conoce muy poco sobre esta entidad clínica, pero lo más probable es que su etiología sea multifactorial.

Los tipos de cistitis y su importancia médica

La mayor parte de los tipos de cistitis se clasifican según el agente causal. La cistitis intersticial es una excepción a esta regla, pero el resto de condiciones responden al motivo subyacente. Sin duda alguna, la más común es la variante bacteriana, sobre todo si es causada por el microorganismo E. coli.

Sea como fuere, todos los cuadros de cistitis comparten una serie de síntomas y malestares fáciles de detectar. Si te has visto reflejado/a en cualquiera de estas líneas, acude al médico con presteza. Lo más seguro es que no sea un cuadro grave, pero si se trata de una infección hay que pararla cuanto antes. 




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.