Cómo saber si un lunar es peligroso
Los lunares son pequeñas manchas de color que se desarrollan en la piel. La mayoría de ellos aparecen durante la infancia, aunque pueden seguir apariencia incluso hasta la segunda década de la vida. Son crecimientos benignos de células de la piel, y sus cambios pueden alertar el desarrollo de un melanoma. Te enseñamos 7 formas de saber si un lunar es peligroso.
Ten en cuenta que esta explicación no sustituye la opinión de un profesional. Si presentas alguna anomalidad en los lunares consulta con un especialista, aun cuando no reúnas cada uno de los siguientes signos. Hazlo especialmente si tienes antecedentes de melanoma en tu historial familiar.
7 señales de que un lunar es peligroso
Tal y como indica la Sociedad Americana Contra el Cáncer, la regla de ABCDE es una guía eficaz para estar atento a los síntomas de melanoma. La regla consiste en lo siguiente:
- A para asimetría.
- B para borde.
- C para color.
- D para diámetro.
- E para evolución.
Aunque pueda parecer una guía simple, lo cierto es que se trata de un método rápido, eficaz y práctico para saber si un lunar es peligroso. En las líneas siguientes ampliamos esta regla y te la presentamos de una forma que la puedas asimilar mejor.
1. Se ha hecho más grande
Como bien apuntan los expertos, el agrandamiento del lunar es uno de los principales indicadores de que un lunar es peligroso. En general, el tamaño no es una señal de melanoma. La mayoría de los lunares no superan los 6 milímetros, pero incluso los que sí lo hacen pueden ser perfectamente un lunar benigno. Una historia diferente son aquellos lunares que han aumentado de tamaño en cuestión de días, semanas o meses.
Es importante que tengas en cuenta que los lunares sanos no cambian de tamaño. No deberían hacerse más pequeños, tampoco hacerse más grandes. Esta regla por supuesto no aplica para quienes están en periodo de crecimiento (jóvenes y adolescentes) o quienes han subido o bajado mucho de peso. Ciertamente, el estiramiento o encogimiento de la piel puede crear la sensación de que han cambiado de tamaño.
2. Ha cambiado de forma
Otra de las formas de saber si un lunar es peligroso de acuerdo con los investigadores es el cambio de su forma. Aunque por supuesto encontramos excepciones, la mayoría de los lunares son ovalados o redondos. El criterio que debes tener en cuenta es el de asimetría. Traza una línea imaginaria en la mitad del lunar, y valora si las dos partes son similares entre sí.
Casi todos los lunares son simétricos, y muchos de los lunares asimétricos son malignos. Como es natural las dos partes no coincidirán al 100 %, pero cuando son muy diferentes entre sí deben levantar sospechas. Al valorar su forma ten en cuenta los criterios de asimetría e irregularidad.
Descubre más: Tipos de lunares y cómo diferenciarlos
3. Ha cambiado de color
La mayoría de los lunares son de color marrón, pero pueden tener un espectro que va desde el marrón claro hasta el negro oscuro. Debido a que el espectro es amplio puede parecer que son de color rosado o incluso adquirir una tonalidad azulada con la luz. Al margen de esto, lo importante es que su color es estable y suele integrar solo una tonalidad.
Por tanto, los cambios en su tono o la inclusión de varias tonalidades en un solo lunar nunca deben pasar desapercibidos. Por ejemplo, que pase de marrón claro a negro o que una de sus partes sea oscura y otra clara. Se trata de un criterio para saber si un lunar es peligroso que tiene en cuenta los valores de asimetría e irregularidad.
4. Te causa picazón o dolor
A pesar de que no todos los lunares malignos presentan este síntoma, muchos de ellos suelen ocasionar picazón o dolor. Este signo se manifiesta con independencia de factores externos, como por ejemplo la fricción con la ropa o la interacción con agentes irritantes. Los lunares no deberían causarte dolor, picazón, hormigueo o cualquier otro cambio de sensibilidad.
5. Ha desarrollado cambio de textura
La presencia de cambios en el relieve es otro signo de alerta para saber si un lunar es peligroso. Es cierto que algunos pueden tener una superficie rugosa, pero no es normal que uno previamente liso cambie de textura. Si este cambio se ha producido de manera reciente, debes prender las alertas.
Descubre más: ¿Cómo saber si es cáncer de piel o un lunar?
6. Experimentas sangrado en el lunar
De nuevo es un síntoma que no siempre se manifiesta, pero al que igual debes estar atento. La formación de costras sumada a la picazón puede hacerte rascar con especial fuerza. Esto puede derivar en un leve sangrado, aunque este puede aparecer con independencia de la fricción. Es un signo que suele desarrollarse en las etapas más agudas de melanoma.
7. Comparación con otros lunares
Algunos llaman a esto la regla del patito feo. Se trata de una estrategia en la cual comparas el lunar con otros que tienes en el cuerpo.
En general, la mayoría de los lunares se parecen entre sí. Tienen un tamaño, color y forma similar. Si al comparar el lunar sospechoso con otros lunares descubres que este se aleja mucho de ellos, lo mínimo que puedes hacer es dudar. En estos casos, lo recomendable es consultar con un profesional.
Es importante revisarse frecuentemente
Recuerda que no todos los lunares malignos se ajustan a estas manifestaciones. Otros signos para saber si un lunar es maligno son la aparición de bultos o protuberancias, llagas que no cicatrizan, propagación del pigmento por la piel circundante (con un tono más claro), enrojecimiento en el borde del lunar y sensibilidad.
Como ya te hemos advertido lo mejor que puedes hacer es consultar con un profesional. Hazlo cuando te percates de alguna anomalidad en la piel, se ajuste o no a los criterios anteriores.
La Academia Estadounidense de Dermatología señala que quienes tienen lunares atípicos, ya han tenido melanoma en el pasado o tienen un pariente en primer grado que ha padecido de la complicación deben estar más atentos a los signos.
- Heistein, J. B., & Acharya, U. (2021). Malignant Melanoma. 2021. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29262210/.
- McCourt, C., Dolan, O., Gormley, G. (2014). Malignant melanoma: a pictorial review. Ulster Med J;83(2):103-110.