Bulto en el cuello: a qué se debe, tipos y tratamiento

La presencia de una tumoración en el cuello o alguna otra región suele estar muy asociada con el cáncer. Por fortuna, existen muchas alteraciones benignas muy frecuentes que pueden ser responsables de este síntoma.
Bulto en el cuello: a qué se debe, tipos y tratamiento
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 03 noviembre, 2021

Las masas, tumoraciones o bultos en el cuerpo son uno de los motivos de consulta más frecuentes en muchos consultorios médicos. Un bulto en el cuello puede deberse a una gran cantidad de patologías diferentes, aunque la mayoría de ellas son benignas. ¿Deseas saber más sobre esta alteración? ¡Sigue leyendo!

El cuello es una región anatómica cilíndrica, cuya función principal es sostener la cabeza y contener los vasos sanguíneos que irrigarán al encéfalo. El mismo cuenta con múltiples estructuras, desde glándulas hasta músculos, las cuales pueden verse afectadas por diferentes alteraciones.

El tratamiento de un bulto en el cuello dependerá de la causa precisa y las características propias de la tumoración. Por fortuna, los bultos de origen benigno se tratan de forma poco invasiva, lográndose la remisión total de la anormalidad en la mayoría de los casos.

¿Por qué aparece un bulto en el cuello?

Las causas de la presencia de una tumoración en el cuello son muy variadas. Por fortuna, la mayoría de las patologías responsables de este síntoma son de origen benigno y remiten sin mayores consecuencias.

Algunos estudios demuestran que hasta el 10,1 % de los cánceres aparecen en el cuello o la cabeza. Por esto, la presencia de un bulto en el cuello no debe pasar desapercibida. Además, se deben considerar las siguientes patologías como posibles responsables.

Infecciones

Un bulto en el cuello puede deberse a infecciones
Cuando existe una infección local, generalmente del aparato respiratorio, se produce el aumento de tamaño de los ganglios linfáticos debido a la respuesta inmunitaria desencadenada.

Las infecciones son la causa más frecuente de un bulto en el cuello. La invasión de agentes patógenos puede generar la inflamación de los ganglios linfáticos de la región, causando así la palpación de una tumoración.

Los ganglios linfáticos se inflaman ante la presencia de una infección como parte de la respuesta inmunitaria. El principal objetivo es controlar y eliminar al agente patógeno. Cualquier infección puede generar la inflamación de los ganglios linfáticos, sin embargo, entre las causas más frecuentes destacan las siguientes:

  • Amigdalitis.
  • Faringitis bacteriana.
  • Infecciones dentales y respiratorias.
  • Mononucleosis infecciosa.
  • Infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
  • Rubeola.
  • Difteria.
  • Sarampión.

Alteraciones en la piel o el tejido celular subcutáneo

La piel que recubre el cuello puede presentar diversas alteraciones que causan la aparición de un bulto. Una de las alteraciones cutáneas más frecuentes son los lipomas. Los lipomas son tumores benignos compuestos por tejido adiposo, los cuales se ubican en el tejido subcutáneo.

Otras alteraciones que se pueden observar a nivel cutáneo son los paragangliomas. Se tratan de tumoraciones muy raras que se originan del sistema paraganglionar y se ubican en la región lateral del cuello.

En última instancia, los procesos infecciosos propios de la piel del cuello pueden generar la aparición de un bulto. De esta manera, los abscesos cutáneos, la foliculitis e incluso la erisipela pueden ser agentes causales de una masa en la región.

Alteraciones glandulares

El cuello es una zona que aloja múltiples estructuras glandulares. Las glándulas salivales mayores y la glándula tiroides se encuentran en esta región, por lo que la afección de las mismas puede generar la aparición de un bulto.

Las alteraciones tiroideas son muy frecuentes a cualquier edad. Muchas personas presentan quistes tiroideos, los cuales tienen un tamaño variable y pueden llegar a ser visibles a simple vista. El aumento en el tamaño de esta glándula conocido como bocio también puede generar una tumoración evidente en el cuello.

Las glándulas salivales pueden verse afectadas por múltiples patologías y aumentar su tamaño, generando así una masa evidente. Una de las causas más frecuentes es una infección viral llamada parotiditis.

Afecciones congénitas

Algunas malformaciones ocurridas durante la etapa intrauterina generan la aparición de un bulto en el cuello. Estos hallazgos son más frecuentes en la edad pediátrica y no suelen presentar ningún peligro para la vida del niño. Las características de los bultos pueden variar, aunque en la mayoría de los casos son pequeños e indoloros.

Algunos estudios demuestran que el quiste del conducto tirogloso es la tumoración cervical congénita más frecuente de todas. Los quistes del conducto tirogloso son más frecuentes en mujeres y se suelen ubicar en la región anterior del cuello, justo en la línea media. Otras tumoraciones congénitas que pueden causar una masa en el cuello son las siguientes:

  • Quistes de los arcos branquiales.
  • Linfangiomas quísticos.
  • Ránula.
  • Hemangiomas.
  • Quistes epidermoides y dermoides.
  • Teratomas.

Patologías neoplásicas

El cuello es una región donde se alojan múltiples neoplasias malignas. Los tumores cancerígenos del cuello pueden ser tanto locales como producto de una metástasis. Por fortuna, se trata de la causa menos frecuente de todas, aunque la más peligrosa.

Una de las neoplasias que causa un bulto en el cuello con mayor frecuencia es el linfoma de Hodgkin. Se trata de una enfermedad que afecta directamente a los ganglios linfáticos de todo el cuerpo, incluidos los del cuello. Otras de las neoplasias malignas que se pueden observar con gran frecuencia son las siguientes:

  • Cáncer de piel.
  • Cáncer de tiroides.
  • Linfoma no Hodgkin.
  • Cáncer de garganta.
  • Melanoma.

Tipos de bultos en el cuello

Un bulto en el cuello puede clasificarse de acuerdo a su origen en benigno o maligno. Ambos tipos de tumoraciones presentan características clínicas muy claras, las cuales permiten diferenciarlos entre sí de forma fácil y rápida.

Las tumoraciones benignas tienen un tamaño variable, aunque suelen ser más grandes que sus contrapartes malignas. Por lo general, su consistencia es blanda, son móviles y muy dolorosas a la palpación. Los bultos benignos también tienen sus límites bien definidos y pueden ser bilaterales.

Por su parte, un tumor maligno es más pequeño, de consistencia dura y no doloroso a la palpación. Los tumores cancerígenos se pueden adherir a otras estructuras, por lo que no serán móviles y sus bordes serán irregulares. Además, la bilateralidad es muy rara en estos casos.

Tratamientos disponibles

Un bulto en el cuello puede tratarse de varias maneras
Existen muchas soluciones para tratar las masas en el cuello, que van desde la administración de antibióticos hasta las cirugías. Por supuesto, depende de la causa.

El tratamiento para un bulto en el cuello dependerá del origen de la afección. Las masas debidas a la inflamación de los ganglios linfáticos desaparecen al administrar medicamentos para combatir la infección. Las infecciones bacterianas requerirán la administración de antibióticos, mientras que el tratamiento de las afecciones virales es sintomático.

Los quistes congénitos y algunas afecciones de la piel como los lipomas requieren tratamiento quirúrgico. Las personas pueden someterse a un procedimiento ambulatorio rápido con el fin de extraer la alteración en caso de ser necesario.

Por último, el tratamiento disponible para las tumoraciones malignas dependerá de la gravedad de la afección y de la ubicación de la misma. Algunos tumores cancerígenos pueden remitir con una pequeña cirugía en combinación con quimioterapia o radioterapia. Sin embargo, existen casos en los que la cirugía no es una opción.

Una afección frecuente que requiere atención médica

La presencia de un bulto en el cuello puede deberse a una gran cantidad de alteraciones diferentes. La causa más frecuente de todas es la presencia de ganglios linfáticos inflamados producto de una infección. Algunas malformaciones congénitas, alteraciones cutáneas o glandulares también pueden ser los causantes.

Las personas deben aprender a diferenciar de forma rápida la presencia de un bulto maligno. Los tumores cancerígenos son indoloros, duros e inmóviles, por lo que se debe buscar atención médica ante la presencia de una masa con estas características.



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