Nuevas masculinidades: ¿qué son?
Se entiende por masculinidad a los comportamientos, los roles sociales y las actitudes que asumen los niños, los jóvenes y los adultos de sexo masculino. Está mediada por factores biológicos y culturales, de manera que se trata de una construcción muy compleja. Hoy repasamos las nuevas masculinidades; esto es, las tendencias de comportamiento, roles sociales y actitudes de las nuevas generaciones de sexo masculino.
Si naciste durante la década de los ochenta o los noventa las ideas que encontrarás a continuación te parecerán más que evidentes. Sin embargo, hay que tener en cuenta que durante milenios ha primado en buena parte de la humanidad ciertos paradigmas de lo que socialmente se considera ser hombre. Veamos cómo estos paradigmas se han resquebrajado y qué cosas los han sustituido.
¿Qué son las nuevas masculinidades?
Como bien señalan los expertos, la construcción social de la masculinidad evoluciona en respuesta a los cambios en la sociedad y la cultura.
Durante las últimas décadas los movimientos sociales que han incentivado la igualdad de género, la libertad sexual y la mayor participación de las mujeres han incidido directamente en la masculinidad. Para comprender qué son las nuevas masculinidades es pertinente contrastarlas con la masculinidad tradicional o hegemónica.
Es precisamente en esta lucha de contrastes en la que radica el meollo del asunto. La masculinidad tradicional es aquella que ha imperado durante milenios en buena parte de la sociedad. Esto es, la figura del hombre dominante, agresivo, rudo y con actitudes de liderazgo. También alude a la idea de que el hombre se encarga de buscar el sustento del hogar y la mujer hace lo propio cuidando a los hijos.
Los especialistas señalan que tanto la masculinidad tradicional como la feminidad tradicional se basan en estereotipos bien definidos, los cuales hemos visto una y otra vez en la literatura, el cine y la educación.
En razón de los cambios sociales mencionados, esta hegemonía de lo que se considera masculino ha mutado a nuevas tendencias que se alejan radicalmente de dichos principios. A pesar de ello, algunos investigadores proponen el término masculinidades híbridas.
Las masculinidades híbridas aluden a la asimilación de valores tradicionales en conjunto con los nuevos estereotipos modernos de la masculinidad.
La razón es muy simple: al momento de asumir las nuevas masculinidades no se elimina por completo la hegemonía de los valores que tradicionalmente se han atribuido a los hombres, de modo que en lugar de sustituir por completo unos valores por otros, en la práctica lo que hay es un proceso de hibridación.
¿Cómo se manifiestan las nuevas masculinidades?
Tal y como indican los expertos, las nuevas masculinidades se manifestaron en principio con una mayor participación de los hombres en las prácticas de cuidado de sus hijos. Dicho cambio no solo se debió a la presión social durante el siglo XX, sino también a las necesidades financieras.
Ciertamente, desde hace un par de décadas la inclusión de las mujeres en el campo laboral ha demandado que los hombres se hagan cargo también de la atención y el cuidado de sus hijos.
Bajo este plano las nuevas masculinidades están relacionadas con la paternidad. Este es el mejor ejemplo para comprender las nuevas masculinidades, aunque por supuesto podemos citar muchas más. Veamos algunas formas en las que en la actualidad se desarrolla esta idea en los hombres de las nuevas generaciones:
- La apuesta por relaciones monógamas.
- Una mayor apertura a expresar sentimientos.
- Receptividad al momento de respetar el liderazgo y la participación de las mujeres.
- Un cambio en los paradigmas de vestirse.
- Mayor cuidado de la apariencia personal (en contraste con la típica imagen del hombre desaliñado).
- Restar importancia a quién gana más en una relación o quién se hace cargo de los gastos.
- Participación activa en los quehaceres del hogar.
- Regulación de las expresiones del discurso.
- Menor tendencia a dominar, sobresalir o imponer su idea o visión de mundo a los demás.
- Menor tendencia a beber alcohol y fumar.
- Mayor independencia en general (en especial al momento de gestionar las actividades básicas por sí mismo).
- Mayor atención por formarse académicamente.
- Despreocupación por manifestar su fuerza o su poderío frente a los demás.
- Tendencia a buscar ayuda cuando no se puede gestionar determinadas actividades (sobre todo aquellas que tradicionalmente el hombre debería saber).
- Mayor apertura a aceptar y comprender las preferencias sexuales de los demás.
- Apertura a trabajos que no exigen fuerza, dominio o poder.
Muchas de estas manifestaciones resultarán ingenuas a nuestros lectores, pero lo cierto es que hasta hace tan solo 60 años (o menos) resultaban en muchos contextos inverosímiles. Esta es solo una selección de cómo las nuevas masculinidades se desarrollan en la sociedad actual, aunque por supuesto podemos enumerar cientos y cientos de ejemplos adicionales.
Debido a todo esto, algunos utilizan la etiqueta de masculinidad en crisis para hacer referencia al rechazo o al olvido de los valores que tradicionalmente se han acuñado a los hombres.
Como ya hemos advertido, dichos cambios están incentivados por cambios sociales, de modo que están en constante evolución. Es por esta razón que no es posible determinar cualidades universales de las nuevas masculinidades, ya que año tras año estas evolucionan al igual que lo hace la sociedad.
Los investigadores señalan que estos cambios en los valores del hombre también se incentivan en el plano político. Entre muchas otras cosas, lo hacen a través de campañas globales que condenan la violencia de género y una mayor participación de las mujeres en los altos cargos de la gestión estatal.
Los planes educativos, la publicidad, el cine, la literatura y los medios de comunicación también promueven las nuevas masculinidades.
Reflexiones finales
Los hombres nacidos a finales del siglo pasado son más receptivos a asimilar las tendencias de las nuevas masculinidades. En concreto, aquellos que viven en los países occidentalizados. En efecto, las nuevas masculinidades no es algo que encontremos en todas las naciones; o no en el mismo grado que hemos caracterizado en las líneas anteriores.
Por ejemplo, no se puede hablar de nuevas masculinidades en países con prácticas muy ortodoxas. De seguro habrá mayor flexibilidad en ciertos contextos, pero no será comparable a la que se ha logrado en países de Europa o de América. Los adultos mayores, fruto de su educación y del contexto en el que crecieron, son menos receptivos a ella; incluso pueden llegar a condenarla tajantemente.
Sea como fuere, las nuevas masculinidades parecen ganar cada vez mayor terreno en la sociedad. En muchos sentidos representan una mayor libertad para que algunos hombres se expresen fuera de los cánones tradicionalmente establecidos. Queda por ver cómo evolucionan las próximas décadas en conjunto con otros cambios en la sociedad.
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